Al terminar el pequeño encuentro con Yamaiko, Adelaide se sentía sin salida, de alguna manera se había arrinconado sola contra la espada y la pared, sabía que si se negaba a ayudar a la señorita Egón ya no confiaría más en ella, por otra parte... No podía ayudar sin salir mal parada o sacrificar algo al respecto.
—Ah... Despierta Adelaide—se dijo a si misma, mientras miraba por la ventana de su habitación—Nada de esto iba a ser fácil.
Entonces miro a la distancia de su jardín, un gran árbol de hojas rojas, la nostalgia la golpeó de repente..., aquellas hojas tan rojas como la sangre le recordaban a los grandes ojos de su hermana menor, Sahily.
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Recuerdo que las lágrimas se resbalaban de mi rostro infantil sin parar mientras abrazaba mis piernas, hacia algunas horas había asistido a un pequeño baile social, se supone que debía ser divertido, ya había cumplido la edad suficiente para ser considerada una dama, sin embargo mis rasgos infantiles y mi carencia de pecho me conviertieron en el centro de burlas, las palabras de aquellas que consideraba mis amigas se repetían constantemente en mi cabeza, sus palabras hiriendo mi orgullo.
Todos me tomaron cómo una niña que quería verse como señorita, una broma.
Torpemente trataba de limpiar mis lágrimas, estaba comportándome como ellos decían, sin embargo los gritos provenientes de la sala llamaron mi atención.
Salí silenciosamente de mi habitación, no quería ver a mamá, seguramente me regañaría por haber huido del baile, asomé la vista por los barrotes de las escaleras, en el piso inferior estaba mi madre, parecía estresada... Mi padre por otra parte estaba muy enojado, gritaba mientras apuntaba a ¿Mi hermana?.
Allí estaba Sahily... Su sedoso cabello estaba arruinado, su hermoso vestido que tanto le constó a la modista cocer... Ahora no era más que un harapo, algunas heridas y suciedad se podían ver con claridad en su pálido rostro.
—¡¡Es inaceptable!!—Gritó mi padre.—¿¡Qué clase de dama inicia una pelea?!
—¡No te he educado para ser agresiva, Sahily!—Recriminó mi madre—¡No más salidas ni cartas! ¿¡Estás escuchando?!.
Mis ojos se abrieron con sorpresa, ¿La tranquila hija de papá? ¿Peleando?...
—Ellas... —Sahily llevando la cabeza—Se burlaron de mi hermana, no iba a permitir que siguieran tan tranquilas.
Mi corazón se agitó, la mirada de Sahily giró hacia arriba encontrándose con mis llorosos ojos, sus labios se curaron en una sonrisa torpe.
Las palabras que me dijo después de la discusión se volvieron una predicción en el presente.
"Aún eres un botón hermana mayor, las flores que se abren después de temporada son las más hermosas, ¡Seguro tendrás un cuerpo de infarto!"
Una risa se escapó de los labios de Adelaide, pero está no duró mucho... Se desvaneció para convertirse en una mueca de tristeza.
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—¿Me estás escuchando?—La voz de mi hermana me saco de mis pensamientos.
—Oh, perdón estaba distraída—Dije mientras miraba el gran árbol rojo sobre nosotras.
—Pronto me casaré, Adelaide.—Susurro con una sonrisa
—Lo sé, te felicito... Hermana.
—¿Mnm..? ¿Que pasa?—Dijo preocupada tomando mis manos, su largo y verde cabello bailaba con el viento.
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Los esclavos de la señorita.
FanfictionUna huérfana descubre que tiene un abuelo y no sólo eso, si no que también le heredó una gran cantidad de dinero y bienes, feliz de poder tener una vida digna Yamaiko acepta, pero se dará cuenta que la mansión dejada a su nombre posee... cinco hermo...