Capítulo XVIII

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Alexander miraba con aburrimiento a los nobles que se inclinaban ante el, todas las alabanzas y felicitaciones le provocaban náuseas, trató de ignorarlos mirando a la bella dama que se encontraba sentada a su lado, su prometida Emma, era una de las mujeres más hermosas de todo el Imperio, sin embargo... Para el próximo Rey... Ella era extremadamente común.

—Parece que el baile será más tedioso de lo que pensé—Susurró con desdén.

—Mi señor, anímese... Todos están aquí para felicitarnos—Su calmada voz emitía una extraña tranquilidad, pero ni siquiera eso podía cubrir su creciente nerviosismo.

Emma, había conocido a Alexander hace varios meses, sin embargo ni el tiempo había sido suficiente para que los dos comprometidos desarrollarán un vínculo, ella no sentía nada por un hombre tan aterrador...

—Cállate... —Respondió con un tono frío haciendo estremecer a la fémina—Solo quédate sentada y no me hables, no estoy de humor.

La dama se sintió incómoda, sin embargo no esperaba más de un matrimonio unido por temas diplomáticos, los suministros del reino Butterfllyra de dónde provenía Emma eran necesarios para el Imperio Vreonuwen quién poseía una potencia militar impresionante, la alianza los convertiría en un pilar difícil de derribar.

—¡La noble Yamaiko Elizabeth Alke Egón está aquí!—gritó el anunciador.

Emma movió y acarició su cabello rojizo mirando de reojo a la noble inclinada, se sorprendió al notar su elegancia, había escuchado rumores de que era una simple huérfana, sin embargo se veía igual o incluso mejor que alguna recatada mujer de la nobleza, pero lo que más la sorprendió fue la sonrisa que derrepente apareció en los labios de su prometido.

—Eres más hermosa de lo que decían los rumores —Elogió

La pelirroja desvió la mirada, se mantuvo callada por el resto de la conversación, sintió peligro cuando la rubia contesto de manera impropia al próximo Rey, pero se sentío aún más desconectada cuando Alexander sólo rió.

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Yamaiko se despidió del heredero y de su prometida, camino junto a sus acompañantes y se mezcló con los demás nobles, sentía varias miradas sobre ella.

—Debí matar a ese sujeto en su lugar— comentó Luy aún enojado por cómo se comportó ese hombre con Yamaiko.

—Quería agradarle no que me ejecutara— sonrió al ver que al heterocromático preocupado. —Gracias por preocuparte.

—Yo no... Agh.. olvídalo— desistió desviando la mirada.

Un hombre de mediana edad se acercó hacia donde se encontraba la rubia.

—Ejem... Es un gusto conocerla— el hombre tomó la mano de Yamaiko y beso su palma— Soy el barón Arthur.

La rubia... Definitivamente no sabía quién era ese hombre, sin embargo entendía que le sería beneficioso relacionarse con los demás nobles, aún que... La sonrisa tan confiada de ese hombre le producía incomodidad.

—Es... Un gusto barón Arthur...— se forzó a sonreír.

—Sin duda usted es una de las más hermosas de todas las damas de la alta sociedad— elogió.

Luke miró la mirada de Soei ensombrecer, para el azabache aquél barón solo estaba escupiendo palabrería, por alguna razón quería acercarse a su señorita.

—Agradezco el halagó...

—Me honraría que usted aceptará está flor. — el hombre mayor sacó de su bolsillo una flor hecha de fina tela.

Los esclavos de la señorita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora