Capitulo VII

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Una carroza de aspecto elegante se detuvo en la entrada de la mansión Edevane, la puerta del carruaje se abrió y se ella salió una bella mujer de cabello castaño y ojos color esmeralda, llevaba puesto un pulcro uniforme de mucama que la delataba cómo la acompañante de alguna mujer distinguida.

El sirviente que vigilaba la entrada era un joven guardia de piel clara y un ordenado cabello azabache, quién no pudo ocultar su sorpresa al observar como la mucama de linda apariencia ayudaba a bajar del carruaje a una dama de un hermoso porte, "una noble seguramente" pensó el joven guardia, pues las brillantes joyas que adornaban su cuello y el elegante vestido que poseía no dejaban opciones a más ideas.

La distinguida mujer acompañada de su sirvienta, camino tranquilamente hacia el joven azabache, el guardia se inclino respetuosamente cómo respuesta a la presencia de la dama.

—Bienvenida a la mansión Edevane, ¿En qué puedo servirle, señorita? — El azabache pudo notar cierta molestia viniendo de la linda castaña, y ciertamente, sabía el por qué.

Era su trabajo distinguir a los invitados que asistirían a la fiesta de té, de esa manera su única función era darles la bienvenida y permitir el acceso, sin embargo, nadie le habia dado instrucciones sobre dejar entrar a una dama de cabellos dorados y ojos violetas, así que... Por más refinada que aparentara ser, no podía dejarla pasar.

— Mi nombre es Yamaiko Elizabeth Alke Egón, fuí invitada a esta condial reunión — Explicó la dama rubia de manera amable.

—Huh... L-lo entiendo señorita Egón, pero... No puedo dejar pasar a nadie que no se encuentre en la lista que me fue entregada...— El guardia miraba de manera dudosa a la mujer de ojos violeta, "¿La heredera de lord Egón? ¿De verdad, se trata de ella? ".

¿Acaso... Duda de la palabra de mi señorita? — Intervino de sirvienta.

—N-no es eso... — de pronto el guardia se encontró en una mala situación, por un lado, si dejaba entrar a la dama rubia y resultaba no estar invitada, los señores a los que sirve sin duda lo matarían, y por otro lado si no la dejaba pasar... Y resultaba ser la nieta de ese aterrador hombre, ¡Ella debía ser igual de aterradora y cruel!, Estaría en graves problemas, para suerte de el joven hombre, la noble comprendió su situación.

—Esta bien, Yiara — Yamaiko hizo un gesto con la mano, la castaña obedeció a su maestra y se apartó de la discusión. — ¿Es eso así?... Entiendo, mostrarte la invitación que me dieron y eso ayudará a resolver esta duda, ¿Cierto?.

El azabache no dudo en aceptar, si había alguna manera pacífica de resolver todo este conflicto sin atar una soga en su cuello, entonces la tomaría.

Antes de que la solución diera lugar, las puertas detrás de ellos se abrieron, dejando pasar a una joven señorita con un extravagante vestido amarillo, sus cabellos albinos estaban cuidadosamente recogidos en un moño hacia atrás, sus hermosos ojos ámbar brillaban con una falsa inocencia.

— ¡Guardia! ¿Por qué tanto alboro... — La albina se detuvo y le regaló una mirada de sorpresa a Yamaiko. — ¡Señorita Egón! Es un placer tenerla aquí.

La noble, hizo una leve reverencia cómo gesto de cortesía, cosa que la oji violeta imitó cómo respuesta.

— ¡Y tú! — la dama amarilla llamó la atención del joven guardia, quién se tensó visiblemente ante el grito de su señora — ¿¡Cómo te atreves a dejarla esperando aquí?! ¡Incompetente!

— Señorita Alicia.. y-yo.. — el azabache se quedó en silencio, en un breve momento entendió que ya no había manera de solucionar las cosas, sin salir manchado — Lo lamento mucho, señorita Egón. — admitir su incompetencia, era mucho mejor que admitir la incompetencia de sus señores, aún que claro, no era culpa del jovén guardia quién todavía podía aclarar su inocencia, pero en su lugar decide dar una disculpa y de esa manera asume la responsabilidad.

Los esclavos de la señorita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora