Capítulo XX

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La multitud asustada se alejaba de la escena que acontecía en el baile, algunos nobles trataron de acercarse para ayudar a la dama que casi fue herida pero sus acompañantes fueron más rápidos.

-¿¿Se encuentra bien, señorita?? - Preguntó Soei con preocupación sosteniendo de espaldas a su ama.

-E-estoy bien... - Yamaiko se puso de pie y se obligó a si misma a tragarse el miedo.

-¿No sé encuentra herida? - Luke tomó la mano de la condesa ayudándola a estabilizarse.

-Solo... Fue un rasguño -afirmó.

Algunas personas que se encontraban cerca se sintieron aliviadas al saber que el intento de asesinato no pasó a ser más que eso. Una vez que los guardias inmovilizaron con cuerdas a la asesina, la obligaron a levantarse.

La multitud se hizo a un lado para dar paso a un hombre de tez pálida y cabello oscuro, la sirvienta enmascarada fue arrodillada y temerosa alzó la mirada encontrándose con un par de ojos penetrantes.

Alexander miraba a la mucama con severidad, después de todo echo a perder su evento.

-Deshágase de la máscara - ordenó e inmediatamente uno de los guardias le arrebato el antifaz a la mujer.

Los ojos color granate se abrieron con temor, su identidad fue revelada, los murmullos no se hicieron esperar, la mayoría no reconocía a la mujer, pero...

-¿¡Acaso, no es ella la sirvienta de la marquesa Alicia?! - grito un hombre.

Los susurros se intensificaron, Yamaiko por otro lado no se sorprendió demasiado, después de todo solo tiene a una persona en su contra capaz de hacer un movimiento tan desesperado.

-¡Claro que no! ¡¿Por qué Lady Alicia haría algo así?! - Recriminó una mujer a su lado y varios más apoyaron esa idea.

La oji violeta miró con inconformidad, Alicia había construido una imagen de inocencia que era difícil de destruir, las únicas personas capaces de oponerse a ella eran sus propias amigas y por supuesto que no harían algo como eso.

-¡Por favor, todos guarden silenció! - la voz del príncipe resonó por el salón - La criminal será juzgada, no importa de quién es o no sirvienta, se averiguará y la persona que esté detrás de esto pagará las consecuencias.

El silencio reino, todos parecían conformes con lo dictado.

-Ahora, llévenla al calabazo.- los guardias asintieron, sujetaron a la mucama de manera brusca y se la llevaron lejos del salón principal.

El principe miró a la criminal siendo a alejada, observó su mirada temerosa pero... También noto un aire de seriedad en su rostro, sin duda había algo extraño en ella, la manera en la que ni siquiera se resistió, sus labios parecían sellados, ningúna súplica había salido de su boca.

El prometido desvió su mirada concentrándose en la mujer de ojos violeta, se apresuró a llegar a su lado.

-Lady Yamaiko - llamó obtenido la atención de la fémina. -me alegró de que se encuentre bien.

Alexander beso su mano ignorando las leves miradas que sus acompañantes le daban.

-Gracias su alteza..., lamento que su baile se haya arruinado - Yamaiko desvió la mirada, ciertamente si esperaba un movimiento por parte de Alicia, sin embargo no esperaba que fuera tan directa ni mucho menos tan descarada.

"Yo no quiero tener sangre en mis manos, pero
... Parece que eso a ti no te preocupa, Alicia".

-Por favor, no se disculpe- el azabache la sacó de sus pensamientos - nada de esto fue su culpa.

Los esclavos de la señorita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora