Capitulo XXIX

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Cassian tenía un presentimiento, no precisamente uno malo o bueno, solo era cómo una extraña sensación que lograba distraerlo.

No había alguna otra orden que cumplir, así que se limitó a hacer guardia fuera de la puerta, su señorita se sentía frustrada y era comprensible, no había mucho que pudieran hacer mientras las horas inevitablemente pasaban.

Fijo su mirada fuera de la gran ventana frente a él, los tenues rayos del atardecer se estaban esfumando y las penumbras de la noche poco a poco se apoderaban del cielo. El sonido de la puerta rechinando lo hizo apartar la mirada.

Yamaiko salió del estudio, miró al caballero con una leve sorpresa. —No esperé que aún estuvieras aquí.

—Me ordenó que me quedara a su lado, además… ¿Dónde más podría ir?. — se inclinó cerca, a cualquiera le hubiera molestado siquiera un poco su cercanía, pero la condesa solo ladeó la cabeza a un lado.

Ella tomó el rostro de Cassian haciéndolo extremecer, su cálida palma acariciaba su mejilla con delicadeza, en contacto fue agradable.

—Estoy bien. —aseguró con una leve sonrisa. —No te pediré que te vayas, toma una habitación a un lado de la mía y descansa, ¿Si?.

Cassian miró a Yamaiko con duda, era un caballero, no había problema en que se quedara despierto toda la noche, sin embargo de nuevo era ella quién se preocupaba primero por él, ¿Qué es proteger?.

Sin duda no era eso, así que negó con la cabeza. —Velaré por su seguridad está noche, no hace falta preocuparse.

Las palabras de Cassian hicieron que la condesa lo mirara con estima, si continuaban con esa conversación llegarían a ver los rayos alba, así que Yamaiko tiró su carta más fuerte para terminar con la insistencia de su caballero.

—Es una orden. — dijo con simpleza, riendo un poco por la mirada en desacuerdo que le regaló el pelinaranja.

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Las disculpas podían prolongarse, pero no debes olvidarlas.

Luke se mantenía inclinado ante la nerviosa mirada de Yiara.

—¡Lo lamento! — exclamó manteniendo la cabeza agachada y los ojos cerrados.

La sirvienta se veía incómoda y negó con las manos varias veces. —Yo.. te perdono, Luke… por favor, levanta la cabeza.

El pelinegro miró directamente a la fémina, ella le regaló una sonrisa comprensiva, Luke no entendía por qué era perdonado fácilmente.

Se giro para ver a su hermano.

—Uka-

Un cucharón impacto levemente contra su cabeza, el esclavo de cabellos dorados lo veía con reproche. —No quiero disculpas, ¡Quiero acciones!, desde ahora nos ayudarás a Yiara y a mí en la cocina. —declaró mientras veía a Luke acariciar su cabeza debido al dolor.

—Auch…, está bien pero, no soy bueno en nada de eso… haré lo mejor que pueda. —El azabache miró a su hermano sonreír, eso de alguna manera le ayudó a sentirse mejor.

—Bueno, te enseñaremos lo básico y podrás llevar la comida cuando sea la hora. — propuso Yiara entregándole una bandeja de comida a Luke, este último la sostuvo con manos temblorosas.

El oji lavanda sabía que no era bueno en particularmente nada, a excepción de…., negó con la cabeza, eliminando pensamientos no deseados, eso no importa… ahora tenía que esforzarse, demostrar cuánto realmente se arrepentía.

Los esclavos de la señorita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora