Capitulo XXVIII.

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Después de la conversación con Yamaiko, Soei se mantuvo pensativo, al salir de aquella habitación inmediatamente fue en busca de sus hermanos.

Cruzó pasillos dirigiéndose a la habitación de Luke, fuera de la puerta se encontró con Rentaro quién recargaba su espalda contra la pared cercana, ambos hermanos se miraron entre sí, el primero en hablar fue Soei.

—Entonces, ¿Qué fue lo que pasó con Luke? — preguntó con su inusual expresión sería mientras intentaba esconder su preocupación. —¿Él está despierto?

Por supuesto Rentaro pudo ver a través del intento de su hermano, esconder sus emociones y ser el que hablé racionalmente es la forma en la que Soei busca ser fuerte para ellos, el pelirrojo no estaba seguro si eso funcionaria ahora, sin embargo, no se atrevió a decirlo.

—Sí, pero antes de que entres te diré lo que pasó en tu ausencia.

El mayor asintió, se recargó en la pared cerca del de piel morena escuchando con atención las palabras que pronto se arrastraron en su corazón incrementando su ansiedad al punto en el que se hizo visible en su rostro.

Para Rentaro fue algo difícil tener que contar todo lo sucedido de forma sutil, haciendo pausas de vez en cuando tratando de encontrar las palabras para aligerar lo sucedido, pero no había mucho que pudiera hacer.

Al terminar Soei dejó de recargarse, se puso recto y se dirigió a la puerta de la habitación. —Gracias por contarme.

Rentaro no dijo nada, solo se limitó a entrar después de su hermano mayor y cerrar la puerta detrás de ellos.

El rechinar de la puerta hizo que Luke volteara a ver, alzó la mirada encontrándose con Soei.

—¿Estás enojado?. — tuvo que preguntar, vaciló en moverse de lugar ante la expresión vacía de su hermano.

—No, es diferente. —Comentó acercándose al pelinegro, sentándose al borde la cama y lo miró fijamente. —Estoy… decepcionado.

Esa confesión hirió a Luke, intentó no desmoronarse por tercera vez desde que su ama lo regaño, no quería seguir viéndose así de patético, desvió la mirada sabiendo que era lo mínimo que Soei podía decirle, había decepcionado a muchos.

Su boca estaba seca y sus ojos enrojecidos, su cabello seguro era un desastre.

—Luke. — llamó el peliazul sacando al menor de sus propios pensamientos. —Mírame.

¿Para qué? Se preguntó, no quería mirar de nuevo esa cara inexpresiva, pero luego recordó lo que hizo y se obligó a encontrar los oscuros ojos de su hermano, si eso era parte de las consecuencias… entonces Luke debía afrontarlo.

—Si, me siento de decepcionado… — repitió hiriendo de nuevo el corazón del esclavo, sin embargo la mirada de Soei se ablandó y de un momento a otro su tono frío se desvaneció siendo remplazado por uno de total preocupación. —¿Por qué… no me dijiste cómo se sentías?, creí que si había algo que te atormentara tendrías la confianza de buscar mi concejo.

Cuando la voz de Soei amenazó con quebrarse la culpa nuevamente creció como espinas punzantes dentro Luke, ¿Sentía lastima por él? No, no, el sentimiento era algo diferente, similar a cuando puedes evitar que una taza se rompa pero te descuidas y cuando te das la vuelta ya está rota, los pedazos esparcidos por el suelo, cortantes y distantes.

—Lamento no haberme dado cuenta… —Los sombríos ojos de Soei estaban cristalizados, antes de que volviera abrir la boca, Luke rodeó sus brazos al rededor de él.

—No. — contestó rápidamente. —Todo este tiempo lo único que hiciste fue protegernos del dolor…, la culpa es toda mía.

Las lágrimas amenazaron con salir, no hace mucho se había comportado muy mal con Soei y apesar de eso, su hermano mayor estaba preocupado por él, por las decisiones que había tomado, por los sentimientos que lo arrinconaron a ello.

Los esclavos de la señorita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora