Especial: Miel

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• Esto es un especial, no afecta en nada la historia original.

Si reproduces el vídeo, ¡Usa audífonos!.

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Un lindo juego de ropa interior color negro, su tela era suave y esponjosa, Yamaiko observaba la única ropa que llevaba puesta con satisfacción, sería la noche en la que disfrutaría a sus queridos esclavos sin restricciones, se encontraba ansiosa.

Encendió largas velas al rededor del su alcoba y abrió sus cortinas para que la luna llena alumbrará su velada, alguien llamó a la puerta, rápidamente Yamaiko se acomodó sobre su cama, sonriendo levemente con emoción.

- Adelante... - contestó, la puerta se abrió sin demás dejando ver a un lindo chico de estatura baja, cabellos dorados y hermosos ojos miel.

- Buenas noches, señori... - no pudo terminar la oración, su ama tenía ropa reveladora con la que una dama nunca debía ser vista -a excepción de su marido- rápidamente se volteó evitando posar su mirada sobre tal espectáculo con el que él... Sólo podía fantasear. - ¡L-lo siento!, ¡N-no era mi i-intención!.

- No te preocupes. - habló tranquilamente - Ukaru... Date la vuelta. - ordenó.

- ... P-pero.. - gotas de sudor se resbalaban por la mejilla sonrojada del muchacho - u-usted, no está.. v-vestida y...

Sin previó aviso, unas tibias manos lo abrazaron por la espalda acariciando de manera traviesa su cuerpo, los dedos de su ama se escabulleron por debajo de su camisa tocando tentativamente sus abdominales, Ukaru temblaba ligeramente ante el toque, su piel se erizaba ante las sensaciones tan desconocidas, Yamaiko al no recibir quejas continuo con su acto tentando más allá de la piel desnuda de su ahora amante, un dedo subió coquetamente hasta un rosado botón del esclavo presionando con algo de rudeza.

- ¡Ah! - un jadeo de sorpresa salió de los labios de Ukaru, quién inmediatamente se puso rojo de la vergüenza.

Esta reacción solo invito a la rubia a seguir tentando el cuerpo ajeno, está vez camino en reversa guiando al ojimiel hacia un asiento cercano en donde lo empujó de manera algo brusca para inmediatamente después sentarse en sus piernas.

Yamaiko podía sentir la exitacion crecer en su cuerpo comenzando a mojar sus bragas, por otra parte el esclavo delante de ella no podía evitar derretirse ante semejante espectáculo, ambos se encontraban embelesados. Las caderas del esclavo se movieron en reaccion, comenzando una fricción entre ambas partes erógenas, varios gemidos y suspiros se escucharon de ambos.

Sin embargo, Yamaiko buscaba algo más, detuvo el andar del rubio tomándolo del cuello de la camisa, una vez más sus manos acariciaban el cuerpo más pequeño, está vez descendieron directamente al miembro ya endurecido del esclavo, tomándolo firmemente.

- ¡Mnah! ¡A-ama! - Ukaru abrió los ojos con sorpresa, por otra parte una sonrisa con toque sádico se extendió por los labios de Yamaiko, podía sentir a su sirviente derritiéndose por su toque.

La habitación estaba caliente y la rubia no podía evitar emocionarse, se acercó lo suficiente a su querido esclavo uniendo sus labios de manera desesperada, su lengua entro a la boca ajena tomando por completo el control del salvaje beso, por el contrario, Ukaru aún no podía controlarse, un hilo de saliva se le escapaba de las comisuras de su boca, quería ser tocado por su maestra incluso soportaría cualquier dolor con tal de sentir ese adictivo placer de nuevo.

La falta de aire los obligó a separarse, sus miradas se encontraron y en ellas solo se podía percibir las ansias de querer poseer al otro, un deseo mutuo pero uno debía ceder primero.

- M-maestra... - llamó tímidamente - ¡P-por favor!.. tócame más. - esas palabras eran lo único que Yamaiko necesitaba.

Levanto a su pequeño esclavo poniéndolo de espaldas para ella, bajando sus manos a su redondo trasero, apretándolo y azotandolo de manera inesperada.

- ¡Ah..! - Ukaru gemía sin poder controlarse, sentía olas de placer invadiendolo con solo unas cuantas nalgadas, normalmente está situación lo asustaría, sin embargo está vez estaba retorciéndose por más contacto, le encantaba.

Yamaiko podía sentir el cuerpo temblando de su querido amante, el pene de su sirviente goteaba líquido preseminal mientras ella lo arrullaba masturbandolo de vez en cuando solo para oír sus desesperados gemidos junto con esas tímidas expresiones de las que por supuesto, se había vuelto adicta.

- Ukaru - llamó la fémina, acercándose al oído del varón - Te ves tan lindo debajo de mi, sigue siendo un buen chico, ¿De acuerdo?.

-A-ah~.. ¡S-si ama! - su visión era levemente borrosa ya no podía prestar más atención que no fuera en las manos de su maestra tocando lo, sobreestimulandolo.

- ¿Que sucede, cariño? - murmura Yamaiko de forma divertida, puede ver el cuerpo de su esclavo tensandose, está cerca. - ¿Te vas a venir?.

- ¡Mnm..!~ ¡P-por favor! - El ruega mientras sus ojos se vuelven vidriosos, pequeñas lágrimas de placer se ruedan por sus mejillas y no puede evitar babear hambriento de lujuria, de más placer, de amor.

- ¿Por favor, qué? - Yamaiko ladea la cabeza fingiendo no comprender
- ¿Qué es lo que quieres, Ukaru?... Dilo correctamente~ - la lengua de la fémina jugueteó coquetamente con el lóbulo del Rubio, lamiendo y mordiendo ocasionalmente para arrinconarlo, quería que cediera por completo ante ella.

- ¡Q-quiero m-más!.. por f-favor, quiero v-venirme...

Fueron las palabras clave, la noble acarició de manera sorpresiva el agurejo del joven muchacho, introduciendo de manera lenta uno de sus dedos.

- ¡¡Mnah!! - Ukaru gimió sorprendido, el calor en su vientre comenzó a crecer, sus caderas persiguieron ese extraño placer rodando sus muslos hacia atrás, provocando que los dedos de su maestra se indrodujeran aún más profundo en él. - ¡Ahh! ¡Mgh! - su rostro era un desastre y estaba seguro que su cuerpo también lo era, convulsionaba cada vez que su ama movía su índice dentro de él, incapaz de seguir sosteniéndose por más tiempo, su tembloroso cuerpo se dejó vencer contra el colchón dejando sólo su trasero elevado.

Yamaiko por otra parte disfrutaba del pequeño desastre que había provocado, su esclavo no podía registrar nada más que el placer que está recibiendo, sabía que Ukaru no resistiría más tiempo.

- ¿Disfrutas de eso? ¿Quieres que meta mis dedos aún más profundo?, ¿Aquí? - presionó en lo que sabía era el punto dulce del Rubio.

- ¡¡Aah!! ¡S-s-si! - sus mejillas ardían, no podía creer todo lo que estaba diciendo, sin embargo esos pensamientos se iban tan rápido como su ama metió un dedo más - ¡Ah! ¡S-señorita! ¡Quiero correrme!... ¡P-por favor!.

- Mnm.. - tarareo pensativa - Adelante cariño, córrete para mí - de nuevo tocó ese punto, Ukaru arqueo la espalda.

- ¡S-señorita! ¡Ahh! ¡Señori-..! - un intenso placer lo recorrió de pies a cabeza, Yamaiko tomo su miembro agitandolo rápidamente entre su mano - y-yo.. ¡v-voy a...! - el resto de palabras se ahogaron en un gemido bajo y profundo.

La noble sacó sus dedos del interior de su amante, quién ahora estaba jadeante y cubierto de una capa de sudor, Yamaiko acaricia su frente jugando levemente con sus dorados cabellos, arrullando lo.

- Buen chico...

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Especial dedicado a : azulina7w7, Edvagon y ValeriaTapia ¡Gracias por votar!

¿Les gustaría otro especial?, Si es así, por favor comenten que escalvo les gustaría está vez.

Los quiere; K.

Los esclavos de la señorita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora