—¿Alguna vez has jugado al tenis?
Germán miró a Víctor algo avergonzado.
—¿Yo? No, la verdad. ¿Se nota?
—¡Qué va! Pensé que tenías más práctica, me está costando ganarte —el joven sonrió—. A ver, tú ten en cuenta que llevo años jugando.
—Pues fíjate, pensé que se me daba peor. Al final me apunto a tenis cuando salga de aquí y todo.
Para sorpresa de Germán, aquella mañana de sábado alguien llamó a su puerta. Había sido invitado por Víctor y Fer a pasar la mañana jugando al tenis. Mientras que el primero tenía mucha practica en aquel deporte, el alemán sabía más bien poco y le pidió a su compañero unas clases. Vieron buen momento para conocer mejor a aquel joven que un par de días atrás salvaron de los comentarios de Sergio.
Bea y Blanca también acudieron al ala deportiva, pero se separaron para jugar al baloncesto por su cuenta y echar un vistazo a la zona. Los tres chicos, por otra parte, pasaron un buen par de horas jugando breves partidos de uno contra uno con el fin de que nadie pasase demasiado tiempo en el banquillo.
Aquel plan pilló por sorpresa al joven geólogo, pero no dudó en aceptar a pesar de su timidez. Por ello estaba allí, necesitaba mejorar un poco sus habilidades sociales. A pesar de haber vivido una vida normal y tranquila, sin problemas graves en su entorno, su personalidad débil y reservada le había metido en más de un lío.
Ser el objetivo de los acosadores de clase fue su pan de cada día durante los primeros años de la ESO. Aunque más adelante la cosa se calmó, sus amistades no duraban por culpa de su personalidad reservada y su incapacidad de ser quien realmente se sentía. En el fondo sabía que no tenía que culparse a sí mismo, ser tímido no era malo, ¿no? Al menos en cierto modo.
Fue por eso que aprovechó la oferta de Apeiro —aunque el dinero también era, en cierto modo, un incentivo—. Empezar de nuevo con completos desconocidos a los que en el peor de los casos no tendría que volver a ver era una gran oportunidad. Aun así algo en su interior le pedía que, como mínimo, sacase un amigo de aquella experiencia. Se sentía solo.
Al principio se fijó en Sergio, su primer compañero dentro del complejo Theos. Era abierto, sincero y energético, ¿qué podía salir mal? Por supuesto, después de sus comentarios durante el día anterior... No, gracias. Era turno de conocer a los otros dos chicos.
Realmente la mañana se pasó rápida y la hora de almorzar llegó antes de lo que creían. Durante aquella pausa el grupo de cinco, reunido de nuevo, propuso pasar la tarde en el ala de recreativas. Por supuesto que Germán estaba más que invitado. Pero, ¿no era más que por pena, por estar delante, o de verdad querían que fuese?
A pesar de que así lo sentía, sabía que si seguía pensando esas cosas, el joven no tardaría en cerrarse de nuevo. Debía reprimir esos pensamientos intrusivos como pudiese. Fue por eso que aceptó. Si él no ponía esfuerzo, menos aún lo iba a poner el resto: justo ese fue la causa de sus anteriores pérdidas.
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Hijos de Dios [ERI #1]
Science Fiction🎖️ Ganador de los Premios Watty 2023 🎖️ Si te llegase una propuesta de trabajo de verano en unos importantísimos laboratorios científicos, ¿aceptarías? En ese caso, te hago una pregunta más específica. Si por cada día que pasases contribuyendo al...