Capítulo 15. La casa de la ingeniería

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El metro interno de Apeiro era más rápido y eficiente de lo que pensaban cuando lo usaron el primer día

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El metro interno de Apeiro era más rápido y eficiente de lo que pensaban cuando lo usaron el primer día. Llegó la hora de las prácticas externas y este fue el vehículo que el grupo debió usar correctamente para alcanzar sus respectivos destinos.

Se trataban de dos vías circulares, ambas igual de veloces y funcionales: una para trasladarse en una dirección y otra para hacerlo en la opuesta. Delta le explicó el funcionamiento del sistema subterráneo al grupo antes de montarse en el que se dirigía al sector Sigma junto a Sergio —quien iba al sector Alfa—, Bea —sector Beta— y Blanca —sector Omega—.

En el segundo metro —que llegó con unos minutos de diferencia— entraron Víctor y Silvia juntos con destino al sector Lambda, mientras poco después ingresaron Fer y Miriam con el tiempo justo. En su caso, iban al Gamma, la primera parada de esta linea.

El vagón era amplio y relucía de lo limpio que lo mantenían. Al contrario que en los transportes públicos, la luz que emitían los tubos fluorescentes era potente pero agradable a la vista. Los cómodos asientos estaban forrados de un impecable cuero negro y, sorprendentemente, eran pocos los ocupados por los trabajadores de Apeiro, tal y como pudo verse también durante el viaje del primer día. Lo nuevo fue ver grupos de lo que Víctor creía que eran otros sujetos, tan callados como el resto.

—¿Cuántos experimentos creéis que tendrán aquí? —preguntó con curiosidad, pero con voz lo suficientemente baja como para no llamar la atención.

—Teniendo en cuenta el tamaño de las instalaciones, seguro que bastantes —respondió su compañera de sector—. Me gustaría saber de qué tratan.

—¿Les preguntamos a los tres de allí? —el pelinegro señaló a un extremo del vagón. Tres sujetos del sector Omega estaban de pie, en silencio y con la mirada fija en los ventanales del recinto.

—No sé si se puede hablar con gente de otros sectores —dijo Fer—, es más, creo recordar que Delta dijo que debía mantenerse la distancia entre personas de distintos sectores y ser confidencial con la información de este.

—Es cierto —añadió Silvia—. Eso significa que no podremos compartir lo que veamos al volver de estas prácticas. Espero que avisen al resto, porque les veo capaces de comentar lo que han estado haciendo.

—¡Vaya mierda! ¿Eso significa que cuando acabe el experimento no nos volveremos a ver por aquí?

El cambio de tono en el joven levantó la atención de los trabajadores a su alrededor, quienes no le echaron las mejores de sus miradas.

—Víctor, por favor, que estamos en un lugar público... —susurró la chica del sector Lambda.

—Ay, perdón. Demasiado tiempo aislado.

—No te preocupes. Y en realidad, si recuerdas lo que dijo Delta, solo uno de nosotros pasará a un experimento mayor mientras que el resto será trasladado al sector Sigma.

Hijos de Dios [ERI #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora