Capítulo 34. Afecto

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El líder de sector seguía sin comprender el por qué de los fallos del plan en Sergio

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El líder de sector seguía sin comprender el por qué de los fallos del plan en Sergio. Llevaba días consultando variables, estadísticas y las últimas revisiones del sistema que, a través de hormonas —y lo que podría clasificarse como drogas—, se encargaba de amoldar las emociones y pensamientos de los ocho sujetos a conveniencia de Apeiro.

Pero aquel joven... no avanzaba como el resto, y tardaron demasiado en darse cuenta como para haber podido arreglarlo a tiempo. Sergio no hacía amistades con la misma facilidad que el resto, cosa que parecía aprovechar para usar al resto de participantes sin remordimiento. Tampoco olvidó todo lo sucedido en el metro y el bus de camino a las instalaciones. Eso no era del todo el verdadero problema, sino el hecho de que futuros lavados de memoria tampoco hiciesen efecto en él. Podía ser inmune.

En medio de su sesión de trabajo, su teléfono sonó en señal de que alguien le estaba llamando. ¿Delta?

Ah, no. Era Sigma. Una llamada imprevista de su jefe.

—Buenas tardes Sigma, ¿sucede algo?

—Solo quiero saber cómo va el caso de Δ-334. ¿Encontraste el fallo?

El hombre tragó saliva.

—No... —dijo nervioso, sabiendo lo que se le venía encima— Creo que el problema no está en nosotros, sino en él. Hay... algo en su cuerpo que evita la correcta síntesis de las hormonas. Es la primera vez que pasa algo así, creo que es mejor que sea Gamma quien...

—Hay que ejecutarlo.

—Sigma, por favor, danos más tiempo. Es un sujeto importante del proyecto Theos y en las pocas prácticas que lleva ha sabido actuar perfectamente. Sería un desperdicio de potencial.

—No sé qué mas te da uno más o uno menos.

—Porque Δ-334 no está en la media, sino por encima. Nos estaríamos quitándonos de encima a un sujeto más.

Sigma quedó en silencio durante unos segundos. Un silencio pesado y calmado. Luego, suspiró. Alpha continuó su intento de convicción.

—Existen posibilidades de que no gane el experimento. En ese caso, todo quedará más natural y podremos investigarle. Si resulta ser el ganador ya veremos lo que hacemos.

—Está jugando con ventaja.

—Sí, pero no la aprovecha. ¿Reveló la identidad de la infiltrada? No. Tampoco le dijo a nadie que él sí recordaba cosas que el resto no hasta que no tuvo más remedio.

—Ese chico no va a llegar vivo a agosto, Alpha. Solo estás prolongando su sufrimiento.

—¡Ni siquiera le preocupa estar aquí atrapado!

Era imposible hacer cambiar de idea a Sigma: tan solo podían retrasar sus actos. Alpha supo el destino que Sergio sufriría desde que descubrió su inmunidad a los tejemanejes de la organización.

Hijos de Dios [ERI #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora