Capítulo 55. Romper el ciclo

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Después de tantos meses de trabajo, Delta no se podía creer que el proyecto Theos se encontrase en su última semana de desarrollo

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Después de tantos meses de trabajo, Delta no se podía creer que el proyecto Theos se encontrase en su última semana de desarrollo. Afortunadamente el esfuerzo había dado sus frutos, pues hasta aquel momento nada había salido mal más allá del misterioso caso de la inmunidad de Sergio ante los métodos de la compañía. Pero, entonces, ¿por qué se sentía tan mal? ¿Era el vacío de ver uno de sus proyectos más importantes como líder concluir en breves?

¿O era el sentimiento de saber que estaba dejando morir sin piedad a siete adolescentes inocentes?

—Tú necesitas ayuda profesional —dijo Alpha, cansado de ver cómo Delta le contaba el mismo dilema cada día sin mover ficha.

—Pues dime tú de dónde la saco. Si acudo a los psicólogos del Beta estoy muerta. Además, tú eres igual que yo, no vayas ahora de digno.

—No voy de digno pero, joder...

—Sé que me comprendes.

Alpha asintió y agachó la cabeza.

—Es solo que a veces pienso en el follón que supone todo esto y... preferiría no comprenderte. Pero últimamente te comes demasiado la cabeza, más de lo que deberías a estas alturas, que solo quedan dos muertes por sufrir. ¿Por qué? ¿Ha pasado algo?

—Creo que me hago una idea.

Delta no podía hacer más que pensar en el anterior domingo, en lo que sucedió con Blanca. No estaba apenada por lo que había hecho, ni mucho menos: estaba contenta, feliz de haberla salvado de la muerte. Sí, era cierto que ella misma le pidió que prefería morir a tener que servir a Apeiro, pero los planes que Sigma tenía para los cadáveres de su sector eran peores que la propia muerte. Si Omega algún día redescubría su identidad, se lo agradecería. Saber que había salvado a un sujeto la hacía pensar que quizá existían otras formas de evitar la muerte de los jóvenes restantes.

—Ah, ya —recordó. No era la primera conversación que tenían sobre el tema—. Aún estás con eso.

—Alpha, se trataba de Blanca, que es...

—La sujeto que más has podido conocer.

—Justo eso. Aunque tampoco puedo olvidar a Silvia, pero ella no tiene solución. Y, claro... tampoco dejo muy atrás al resto. Es complejo.

—Ya, bueno, en mi pueblo a eso se le llama empatizar con los demás —indicó Alpha con un tono irónico—. Claro está, que en Apeiro pocos sabemos lo que es eso.

Delta suspiró. No, en Apeiro no tenían ni idea de empatía, eso ya lo sabía.

—Y... —prosiguió el matemático, aún dándole vueltas a las palabras de Delta— ¿Qué pretendes? ¿Pedirle a Sigma que salve a los demás?

—¿Quizá...?

Alpha se echó a reir.

—Te estás jugando el despido.

Hijos de Dios [ERI #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora