—¿Se puede saber qué estáis haciendo aquí?
Sus cuatro compañeros se dieron la vuelta al mismo tiempo. Algunos, como Blanca, tenían lágrimas cayendo por sus rojizas mejillas. Parecía estar interrumpiendo algo importante. Víctor, con cara de circunstancias, se acercó para ubicarle.
—Estábamos haciendo un... —el pelinegro tragó saliva. Estaba incómodo, Sergio podía notarlo— un funeral. Bueno, una especie de minuto de silencio por Bea.
El matemático miró por detrás de sus compañeros para lograr apreciar un marco con un selfie de grupo hecho por la difunta, rodeado por varias velas encendidas sobre una pequeña roca de superficie lisa. El joven intentó no ser demasiado expresivo, pero no pudo evitarlo. Un ligero desagrado se dibujó en su rostro. ¿Era necesario hacer algo así?
—Ah —respondió con sequedad—. Podríais haber avisado.
—Sergio, ¿desde cuándo te caía bien Bea? —preguntó, firme, un Fer notablemente afectado por la situación en la que se encontraban hasta hace un momento.
—No, si no me caía bien —dijo con sinceridad, sin importarle cuánto pudiese ofender al resto. Pudo notar expresiones de sorpresa e incluso de enfado entre sus compañeros—. Pero... teniendo en cuenta la situación a la que nos enfrentamos...
Sergio frenó para plantearse dos veces si era buena idea decir lo que iba a decir. Concluyó que sí, lo era.
—Creo que lo mejor es que nos llevemos bien de aquí en adelante —admitió—. Sé que mi actitud no ha sido la mejor con algunos de vosotros, pero creo que ya ha sido suficiente. Quiero ser vuestro amigo. Y aunque no me llevase bien con Bea, querer estar presente en su despedida es un acto... humano, simplemente. No era mi amiga, pero sí mi compañera.
Blanca y Víctor cruzaron miradas. Fer agachó la cabeza sin saber muy bien qué responder. Miriam ni siquiera se inmutó. Debería haber buscado un mejor momento para pedirles una tregua a esos cuatro.
—Bueno —contestó el alemán al ver que nadie daba el primer paso—, razón no te falta. Quedamos pocos, no nos merece la pena andarnos con malos rollos. Por mi parte, podemos intentarlo.
Fer forzó una leve sonrisa y miró de reojo a Blanca, esperando que ella también dijese algo. La joven física acabó percatándose, aún con la cara húmeda.
—Yo... sé que te caigo mal y ni siquiera se el por qué, no hace falta que finjamos ser amigos —respondió Blanca con franqueza, pues había notado múltiples veces las malas miradas de su compañero—. Pero podemos tener una relación cordial. Si yo soy la primera que al llegar aquí buscó llevarse bien con todos...
—Gracias. ¿Y tú, Miriam?
La cara de la joven no era muy positiva. Si había alguien que ganaba a Sergio en expresividad, era ella, pues ni siquiera se esforzaba en quedar bien.
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Hijos de Dios [ERI #1]
Ciencia Ficción🎖️ Ganador de los Premios Watty 2023 🎖️ Si te llegase una propuesta de trabajo de verano en unos importantísimos laboratorios científicos, ¿aceptarías? En ese caso, te hago una pregunta más específica. Si por cada día que pasases contribuyendo al...