Capítulo 47. Identidad

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—Oye, ¿no crees que es un poco tarde? —cuestionó un cansado Alpha

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—Oye, ¿no crees que es un poco tarde? —cuestionó un cansado Alpha.

—Si es que estás viejo ya... —insinuó Omega, que aún podía mantenerse firme en el escritorio sin problema alguno— Ya queda poco, anda, pero si quieres irte no pasa nada.

—No, bueno, si te queda poco no importa...

—Solo un par del sector Delta.

Los dos líderes habían quedado aquella noche, una vez sus tareas del día estuvieran hechas, para organizar como pudiesen el escape de ellos dos y los hijos de Alpha. El punto que estaban terminando a aquellas alturas de la noche no era más que una evaluación de las vías de escape más seguras de Apeiro en base al sector, accesibilidad y protección que poseían, entre otras cosas.

—Bueno —comentó con satisfacción Omega mientras que se permitía un bostezo—, con esto sí que estaría todo. ¡No ha sido tan difícil!

—Sobretodo porque hay tres salidas contadas en todo Apeiro.

—Aun así ha sido un trabajo molesto, ay que ver... —refunfuñó, cruzándose de brazos.

—No te digo que no —el matemático le dio un par de sorbos a su tercer café de la noche, ya cerca de agotarse—. Y bien, ¿en qué quedamos?

Omega echó un vistazo rápido a todo lo apuntado en la pizarra online que habían creado para el proyecto.

—A ver. Yo apostaría por salir por los áticos de uno de nuestros dos sectores, pero necesitaríamos un helicóptero y uno de nosotros tendría que ir al sector Delta.

—Prefiero que no.

—Ya... La otra opción es tomar el metro nacional de Apeiro o directamente colarnos en los túneles, pero es peligroso.

—Si se dan cuenta, podrían detener el metro y estaríamos totalmente acorralados. Si huimos por los túneles corremos el riesgo de ser atropellados o vistos por los pasajeros.

—Pues no nos queda otra, porque el puerto del sector Delta...

Alpha negó con la cabeza.

—Ni hablar.

—Pues tú dirás, chico.

—Son todas muy arriesgadas...

Omega suspiró y se acercó a él, posando una mano en su hombro y mirándole fijamente a los ojos.

—Mira, Alpha... Somos líderes, no sujetos —recordó. Ningún guarda de seguridad o trabajador va a detenernos a menos que Sigma lo pida. Él es la única persona que puede arruinarnos la huida y se encuentra en su sector.

—Lo sé, pero está pendiente a mí porque ha dejado de fiarse de mí.

—Pues demuéstrasela —la cabeza de Omega finalmente pareció tener una buena idea—. No va a gustarte lo que voy a decir, pero creo que es la única manera: dale lo que quieres y acaba el experimento de tus hijos.

Hijos de Dios [ERI #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora