[5] Venti

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Los ojos del Arconte Anemo se abrieron con cierta pereza, estirándose aun tumbado en la rama del árbol mientras daba un bostezo esperando que de esa manera el sueño que aun acumulaba desapareciera, o al menos disminuyera

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Los ojos del Arconte Anemo se abrieron con cierta pereza, estirándose aun tumbado en la rama del árbol mientras daba un bostezo esperando que de esa manera el sueño que aun acumulaba desapareciera, o al menos disminuyera. Removiéndose lentamente, sentándose en la rama cansado.

Meciendo sus piernas que colgaban hacia el vacío, aprovechando la altura para disfrutar del paisaje nocturno que tantas veces le habían inspirado. Pero ahora estaba cubierto por una espesa neblina que no le dejaba ver mucho más allá del gran árbol de Levantamiento donde se encontraba.

Comenzando a tararear en un tono bajo una de las tantas canciones que se sabía de memoria, cambiando algunas notas. Moviéndose y acomodándose nuevamente preparado para volver a dormirse.

Antes de que su propio estornudo lo interrumpiera.

Volviendo a sentarse, reclinándose hacia delante mientras miraba hacia un costado, fijando sus ojos azules en la rama que había no muy lejos de donde se encontraba él. Sus iris chocaron con los brillantes del felino, este lo observaba atento, atraído por su suave y sutil canto que había llegado hasta el gracias al silencio que invadía los alrededores.

Bajando al suelo de un salto sin pensárselo demasiado a penas dio el segundo estornudo, creando una rápida corriente de aire para que su caída fuera sutil y silenciosa. No quería que su alergia acabara emporara.

Observando con una mueca como el felino bajaba con bastante rapidez al suelo casi haciéndole creer que tendría que salvarle de caer dolorosamente al suelo. Aterrizando ágilmente bastante cerca de donde se encontraba.

Pero para su sorpresa, en lugar de acercarse a él y frotarse contra su pierna en busca de atención y caricias por culpa de ese extraño encanto que tenía con los gatos, este se dio la vuelta, avanzando hacia la niebla.

Y antes de darse cuenta y a estaba siguiendo al animal por todo Levantamiento, movido por la curiosidad. Intentando no separarse mucho de él -aunque mantenía cierta distancia para no seguir estornudando- y perderlo entre las nubes bajas y espesas.

Deteniéndose y escondiéndose rápidamente tras un árbol a penas vio la luz cálida que emitía un farol. Observando al felino bajar la velocidad, sentándose junto a la chica a la que no conocía y que aun no se había percatado de su presencia.

Acercándose finalmente hacia la chica, observando como esta se apresuraba a tomar que había junto a ella, lo que parecían ser un par de abanicos. Moviéndose y reclinándose en dirección al ruido con el ceño fruncido, atenta a cualquier cosa que pudiera resultarle sospechoso. Relajándose completamente al encontrarse con la figura de Venti, saliendo de detrás del árbol con una sonrisa.

Volviendo a sentarse, dando un ligero suspiro de alivio mientras volvía a dejar lo que había tomado a un lado. Siguiendo con la mirada los pasos del Arconte, tomando su mochila y apegándola a su pecho, buscando algo en los bolsillos delanteros, sacando algo de comida para el pequeño animal junto a ella.

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