Capítulo 9

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ALEXANDER

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ALEXANDER.

Jelena no desayuno.

El psicólogo me dijo que no debo obligarla a comer o el rechazo que siente hacia la comida irá en aumento ya que lo relacionará con nuestra posible discusión, por lo tanto, y muy a mi pesar, lo dejé pasar.

Lo que sí no puedo dejar pasar a llevar es su tic nervioso, moviéndose de un lado hacia el otro mientras se muerde las uñas, probablemente pensando en cómo le estará yendo a Nisa.

La chiquilla tonta que contratamos es igual de temeraria que mi esposa, fue con dos escoltas, nada más que dos escoltas para no llamar la atención ¿Y si le ocurre algo? Can se enfurecería si su perro favorito sale lastimado en medio de mi propia batalla, además, a todos nos quedó claro que para él Nisa Yildiz es más que un simple perro, más que la protegida de su padre, razón por la cual envié a mi propia gente a vigilarla desde las sombras, no quiero accidentes que puedan afectar mi amistad con Can.

— Bebé, tranquilízate, Nisa va a estar bien, está siendo custodiada todo el tiempo.

— Ilias es un maldito enfermo de mierda, te juro que intento calmarme, pero no puedo.

Dejando de caminar, observándome con la preocupación tiñéndole las facciones, quitándose los dedos de la boca.

— Cariño, fruncir mucho el ceño nos hace envejecer, estira esa carita bonita — Dijo Irina, mi tía, acariciando la mejilla de mi esposa— ¿Qué tal si te ayudo a no pensar y nos vamos de compras y de día de spa? Conozco unos baños turnos impresionantes por la zona ¿Qué me dices? Desnudez, masajes, aguas termales, sauna — suspiró del gusto— Vamos juntas, llevemos a Zara, Ivanna y Laika ¿Sabes algo de tus otras tías?

Jelena la observó con sorpresa, luego su expresión cambió al agradecimiento, sonriéndole amplia.

— Me gustaría mucho, Irina, gracias, en cuanto a mis tías... no lo sé, luego de secuestrarlas, quizá no quieran saber mucho de mí.

— Bueno, vamos a hablar con Zara y Laika, que les pregunten si quieren ir con nosotras, y si quieren, las pasamos a buscar— rodeando sus hombros— Tú tranquila, chiquilla, que todo estará bajo control.

Mi esposa me miró con la pregunta escrita en todo su rostro ¿Por qué le diría que no? Por mí que Jelena se relaje este y todos los días, sólo quiero que sea feliz y viva tranquila.

— Cosita insignificante, diviértete, mantendré todo en orden, tú sólo relájate y desconectate de todo, me encargo de nuestros hijos, sacate leche antes de marcharte para que no te duelan esos deliciosos pechos tuyos.

Carcajeó negando.

— Está tu familia aquí, Alexander, compórtate.

Mirando de reojo a Luka recargado en el marco de la puerta, observándonos con rostro de diversión.

Condéname (+21) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora