Capítulo 33

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JELENA.

Caí de culo al piso, jadeante y agotada, acariciándome la mandíbula, escupiendo sangre al piso, ese sí que fue un buen golpe, es más, el muy maldito está usando sus zapatillas de trabajo, esas con la punta de fierro para golpear aún más duro, hoy no me está teniendo nada de piedad.

— Si sigues así, te voy a amarrar en el sótano y no te dejaré ir a La Jaula, preciosa, estás muy fuera de forma.

Me regañó Delano, estirando su mano para ayudarme a ponerme de pie, es la segunda vez que logra tirarme al piso en nuestro entrenamiento de hoy.

Yo sé que le pedí que me entrenara duro, pero este idiota me está golpeando a matar, si mis tetas fueran plásticas, ya me habría reventado una, es más, tengo nuevos moretones adornando mi cuerpo exagerado luego de recibir un par de puñetazos y patadas... quizá su rodilla hizo de las suyas con mi estómago también, tengo un feo hematoma ahí, cuando Alexander los vea se va a poner como loco.

Tengo un prometido sádico que me cuida de esta manera, y un marido exagerado que por él, meterme dentro de una caja de cristal para que nada me hiciera daño.

— Oye, yo soy la Koroleva — me quejé, recibiendo ayuda— Estoy esforzándome, es sólo que me dediqué a ser mamá mucho tiempo, mi cuerpo tiene que hacer memoria.

— Por eso mismo, no vas a ir a La Jaula así, uno de los golpes que te di allí podría haber sido mortal, una puñalada quizá ¿Quién sabe? Y a ti te encanta meterte en peleas, así que tengo que encargarme de que estás en condiciones para estar a la altura.

Lo miré como niña reprendida, estirando mis brazos hacia él.

— Ya no me regañes, dame un besito, estoy triste.

Fingí.

— ¿Ya te pusiste sensible? ¿No querías que te tratara duro?

— En la cama solamente.

Hice un puchero y moví las manos, esperando a que cayera en mi trampa.

— Cuidado con lo que dices, que ese culo corre peligro, lo quiero —Dijo lamiéndose los labios— Quiero llenártelo, ya lo sabes.

Concéntrate Jelena, no dejes que el deseo te nuble los planes.

— Si me das un besito, podría pensármelo.

Lo he hecho sólo una vez, no pude caminar por varias horas y estuve coja dos días, tengo que pensar muy bien si quiero entregarle mi culo a un demonio sexual insaciable como Delano.

— ¿Sólo con un beso? Ese es un buen trato.

Acercándose a mí lentamente, dispuesto a darme en el gusto, esa es su debilidad.

— La mente en el entrenamiento, soldado.

Sujetándolo por el brazo, dándole la espalda y lanzándolo por sobre mi cabeza, viéndolo rebotar en el pasto, largándome a reír.

Condéname (+21) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora