Capítulo 21

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JELENA

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JELENA.

Miré a Alexander observarme como un cachorro dañado, lastimado, todo él tiembla, su cabello es un desastre, su cuerpo es un desastre, su mente está... en otro lugar, no reacciona, me mira, pero... ¿Me ve?

— Alexander, yo puedo ayudarte, deja que...

Extendió ambas manos hacia mí, asustado, eso me detuvo de inmediato a medio camino.

— ¿Cómo están los bebés? ¿Viven?

Mirando mi vientre con pánico.

— Están aquí, Alexander — tocándome la tripa— Están aquí, vivos, están bien.

Le aseguré.

— Pero tú no estás bien, mírate —me señaló— Tú deberías estar... en el hospital, podrías haber perdido todo, podrías haber... muerto, los tres podrían haberlo hecho ¿Por qué fuiste por mí, Jelena? ¿Por qué te arriesgas?

Se le quebró la voz y yo no pude evitar que se me quebrara la voz, una lagrima traicionera me corrió por la mejilla rompiéndose en el frio suelo, no llevo calzado ni calcetines, no hay nadie que me ayude a ponerlos, siempre lo hace Alexander... o Delano.

— ¿Qué por qué fui por ti? ¿Te das cuenta de lo que me preguntas? ¡Eres tú, Alexander! ¡Eres mi esposo y te amo! ¡Iría hasta al final del mundo por ti! ¿Por qué te dejaría en ese lugar?

— Porque quería matar a golpes a Delano, ibas a estar furiosa conmigo, no quería verte... así de enojada.

Señalándome.

— Te dije que nada pasó.

— Delano es especial para ti.

Aquí vamos de nuevo.

— Claro que lo es, me mantuvo con vida, Alexander, me obligó a comer, mantuvo a Alex con vida en el proceso porque yo no sabía cuidar de mí, cuidó de Tanya y me ayudó a soportar la carga de ser la Koroleva en un lugar dónde nadie me quería. Él es mi familia, joder, ni mi propia madre me quiere, es obvio que me aferraré hasta la más mínima muestra de afecto de las personas en las que confío.

Su rostro se contrajo de dolor, pero no vino hacia mí, es más, tomó las tijeras de nuevo y cortó un nuevo mechón, dejándolo caer al piso.

— Alexander...

— No, por favor...

Quise ir con él, pero extendió los brazos otra vez para poner distancia entre nosotros, dando un paso atrás, no quiere que lo toque.

— Deja que te ayude... por favor...

— No quiero... que me toquen.

Eso me quebró.

Me convencí a mí misma de que podría con esto, podría aparentar ser fuerte, por él, porque me necesita, pero me engañé, no puedo hacer esto, fingir que no estoy destruida al verlo así de frágil y lastimado.

Condéname (+21) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora