Capítulo 23

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JELENA

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JELENA.

Su boca rozó mi mandíbula y luego dirigió su atención a mi cuello, regando un camino de besos que me provocó un intenso escalofrío ardiente que me recorrió el espinazo, aumentando mi sensibilidad, percatándome del calor del cuerpo que tengo pegado a la espalda, del palpitante miembro que se desliza por mi interior sacudiendo mi cuerpo con cada embestida.

Una de sus manos se sujetó con fuerza a mi cadera mientras la otra inmoviliza mi barbilla, se clavó tan profundo en mi interior que un escalofrío de anticipación hizo que encorvara hasta los dedos de los pies, clavándole las uñas en los brazos, consciente de que le estaba haciendo daño, pero eso no parecía importarle en lo más mínimo.

Alexander desde un rincón de la habitación no apartaba la mirada, más bien... se masturba perezoso, tranquilo, conectando conmigo, sonriéndome de lado de forma tan seductora que me hizo temblar, jadeando, esa sonrisa fue necesaria para que el libido me golpeara con fuerza y me atravesara esa oleada de placer arrasadora que provocó que Delano se detuviera, ahí clavado muy en lo profundo.

— Carajo, Jelena, estás muy apretada.

— Tú eres absurdamente grande, no me jodas.

Me quejé.

Ahora entiendo lo de la misma talla de preservativo, ambos tenían un pene envidiable, Alexander y Delano.

— ¿Con esa boquita besas a tu esposo? Que mal enseñada estás, Malyshka, debería enseñarte modales.

Esas palabras fueron suficientes para encender una oleada de placer intensa nuevamente, irguiendo mis pezones, provocando que mi centro húmedo y palpitante lo apretada y lo hiciera jadear, provocando mi risa.

— ¿En problemas, Delano?

Gruñó contra mi cuello, sujetó mi barbilla y me devoró, su hábil lengua lamió mis labios como aviso previo antes de mordisquear con la intención de provocarme dolor y hacerme abrir la boca para recibirlo, un beso sensual acompañado de suaves embestidas que no hacían más que hacerme notar cada centímetro que introducía, cada roce con mis paredes, la humedad chorreando por mis muslos, la forma casi dolorosa en la que me llena, me estira.

Delano no dejó espacio para nada más, no fui capaz de pensar en nada más, su presencia, su calor, su cuerpo, su deseo, esa necesidad de mantenerme consciente de él en todo momento lo dominó todo.

Sentí alivio cuando me soltó lo suficiente para reclinarme sobre el mueble, subió una de mis piernas y sin darme ni siquiera un momento, se movió detrás de mí, apretándome contra la madera fría y su cuerpo hirviendo, un contraste exquisito que me estiró los pezones hasta el punto de lo doloroso, su mano se enredó en torno a mi cabello y jaló de mi cabeza hacia atrás, llevando dos dedos a mi clítoris, untándose de mi humedad antes de trazar lentas caricias circulares que tensaron mi cuerpo en su totalidad, un jadeo ahogado escapó de entre mis labios, Delano retiró los dedos y me sujetó para que pudiera verlo mientras los guiaba a su boca y los lame en su totalidad en medio de un gemido gutural que me puso los pelos de punta, provocando que soltara un lastimero sonido que no hacía más que incitarlo a continuar.

Condéname (+21) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora