Capítulo 26

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LAS LEO BELLEZAAAS

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LAS LEO BELLEZAAAS


JELENA.

Apreté los dientes y la mano de Alexander a la vez, echando la cabeza hacia atrás mientras el dolor me atraviesa, sin duda, este es de los peores dolores que he sentido, lo irónico es que ya lo había sentido antes, y aquí estoy, pariendo otra vez, supongo que por los hijos uno es capaz de muchas cosas.

— Un poco más, Jelena, un poco más, está por salir.

Dijo Ceren.

Delano con las toallas y el agua listas para recibir al bebé, pálido, mirando mi entrepierna, supongo que muy bonito no debe de verse, debo tener una vagina gigante ahora.

— ¡Ay carajo! — lloriquee— Estos son los últimos, Alexander, los últimos.

Protesté.

— ¿Y si yo quiero tener uno contigo?

Medio suplicó Delano, lo cual me pareció bastante dulce.

— Bueno, si eso llega a pasar, que ese sea el ultimo — tomé un respiro— Pero que sea el último.

— ¿Qué? ¡No! — Protestó Alexander— ¿Y si salen dos? Van a ser dos bebés hermosos, Jelena siempre dijo que Delano era hermoso, supongo que más hermoso que yo porque a él lo miró primero y...

— Cállate, Alexander — medio le gruñí— Último esfuerzo, Ceren.

— Tú puedes, chica.

Pujé una ultima vez, usando de motivación la estupidez de Alexander, mirándolo mal por su comentario, intentando no reírme en el proceso por la cara de miedo que tenía, aunque... de haber querido, tampoco me hubiese podido reír, me duele demasiado, siento como si me estuvieran partiendo, el cuerpo humano es... impresionante.

— ¡Está fuera! — dijo Ceren, un segundo después, el llanto se escuchó— Una hermosa niña.

Celebró, entregándole la bebé a Delano, quien la cargó con delicadeza para limpiarla, acercándose a mi lado en la cama luego, apoyándola sobre mi pecho para que pudiera verla.

— Es hermosa — acariciando ese pequeño cuerpecito, soltando lagrimas de emoción— Es hermosa — repetí, besando su coronilla— Hola, mi amor, bienvenida al mundo, cariño.

Alexander besó mi frente y luego besó a nuestra bebé, acariciando su pequeña espalda, sonriendo como un idiota, haciéndole promesas, enternecido hasta decir basta.

Sí... esto es lo que yo quería, verlo así de conectado, no como con Alex, cuando... nos dejó para darnos espacio, pero que humillante y doloroso recordarlo.

— Aush... aush... aush...

Me quedé sintiendo otra maldita contracción, aquí viene la segunda.

Condéname (+21) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora