Capítulo 30

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PRIMERO QUE TODO, BELLAS, GRACIAS POR TODOS SUS MENSAJES, TUVE DÍAS GRISES Y USTEDES ME AYUDARON A VOLVER A BRILLAR, ME TOMÉ UNOS DÍAS PARA RECARGAR ENERGÍA Y PENSAR EN NUEVAS IDEAS, HE REGRESADO RECARGADA Y FRESCA, LISTA PARA BLOQUEAR LO MALO Y A...

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PRIMERO QUE TODO, BELLAS, GRACIAS POR TODOS SUS MENSAJES, TUVE DÍAS GRISES Y USTEDES ME AYUDARON A VOLVER A BRILLAR, ME TOMÉ UNOS DÍAS PARA RECARGAR ENERGÍA Y PENSAR EN NUEVAS IDEAS, HE REGRESADO RECARGADA Y FRESCA, LISTA PARA BLOQUEAR LO MALO Y ABSORBER TODO LO BUENO QUE ME DAN. GRACIAS POR TANTO.

JELENA.

Siete treinta de la noche, Alexander estaba con una niña en cada brazo, la tercera, Alisa, la ultima en despertar, estaba en su silla frente a él mientras su papá la mueve con el pie, se ve un poco... estresado, sobre todo por Alex ahorcándolo por el cuello, colgándose de él mientras carcajea, Tanya está por ahí haciendo de las suyas con Sasha así que... por el momento son cuatro contra uno.

— ¿Seguro que puedes quedarte con todos hoy?

Pregunté en lo que termino de ajustar el vestido a mi figura, regalo de Alexander, un vestido largo, de noche, rojo vino, de tirantes en mis hombros, un escote sutil, dos trazos de tela cruzados en la espalda, ajustado y abierto en el muslo izquierdo, mi esposo compró específicamente este porque es una versión más sutil del que usé con él la primera vez que salimos juntos, una gala, y como esto era una cena en un bonito restaurante, quiso que luciera tan linda como en aquel día, fue un detallazo de su parte sabiendo que saldré hoy con otro hombre, y que no voy a llegar.

— Puedo hacerlo, no soy ningún inútil, puedo cuidar de mis hijos y no los llamaré suplicando por ayuda.

No quise decirlo así de explicito, pero sí, lo pensé.

A Alexander se le hará difícil con tanto bebé, digamos que nunca lo ha hecho sólo, Delano siempre le ayudó cuando yo estaba haciendo otras cosas... o estaba descansando.

— De todas maneras, si algo pasa...

— Despierto a Ezra y lo obligo a ayudarme — encogiéndose de hombros— Tú mereces salir de aquí y despejarte un rato, últimamente estás muy saltona, pensando que algo grave pasó, paranoica, sin querer ir a los trabajos por no dejar solos a los bebés, mereces despejar tu cabeza, los niños se quedan con su papá, estarán a salvo, así que tú pásatelo bomba y regresa como la perra de la que me enamoré, esa que no le interesa quién venga a tocarle la puerta porque sabe que se lo va a cargar sin sudar siquiera.

Sonreí enternecida con sus palabras, este es Alexander Volkov en su más romántica expresión.

— ¿Seguro que podrás? Son... cinco niños, Alexander, se nos pasó la mano con los críos.

Sonriéndole en lo que meto mis pies en las sandalias y las sujeto en mis tobillos.

— Puedo — dijo seguro— Controlo una perrera completa, y controlo La Jaula sin siquiera mover un dedo, cinco críos no son nada, así que tú ponte más guapa, porque guapa te ves hasta recién levantada y con vomito de bebé en la camiseta, y sal de la casa para ir a tu cita que te lo mereces, estás estresada y tienes que liberar esa tensión.

Condéname (+21) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora