Prefacio.

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—Tranquilo, si no vuelve por mí, lo hará por ti. El... No parece de las personas que deja a sus seres queridos atrás.

(...)

—Lils necesita preocuparse por su propia vida, no por la mía.

—Y tú necesitas dejar de preocuparte por los demás para empezar a pensar en ti, eres demasiado considerado Alexander. Creo que la preocupación de mi hija viene de la inexistencia de la tuya.

(...)

—¿Porque ahora?

—No me gusta dejar cabos sueltos.

—Suena a despedida.

(...)

—Oh... ¿Y ahora me creo que confías en mí?

—Ya me disculpe por ello.

—Quizas una disculpa no es suficiente.

—Tengo un pregunta. ¿De verdad no confías en mí, o es tu guardian el que te advirtió que tuvieras cuidado?

(...)

—Déjame contarte una historia. 

—¿De que va?

—¿Y si mejor solo la escuchas?

—Por supuesto.

(...)

—Te dije que no era una buena persona.

—¿Me creerías si te dijera que en ningún momento pensé que fueras el culpable de algo?

—Me quieres demasiado.

—¿Eso es malo?

—Sé acaba de nublar tu juicio. Si no se hubiera tratado de mi, si otra persona hubiera hecho lo que hice, lo odiarías.

—No lo sabes.

(...)

—No me importa.

Leng sonrió de algo, y con una tos ocultó una pequeña carcajada.

—¿De que te ríes?

—Es un poco irónico, creo que te alteraste más la vez que le corté la lengua a alguien y no ahora después de lo que te acabo de confesar. ¿Como un pequeño castigo puede significar más que una guerra hecha solo porque estaba aburrido?

(...)

—¿Quien eras antes de que te dijeran quien debías ser? ¿Lo recuerdas?

—...

(...)

Leng gruñó y aún por mucho forzó a su cuerpo a moverse, supo que no llegaría a tiempo.

¡Alexander!

—¡Leng, huye!

¡No!

(...)

—Tu... Estas aqui.

—No podía dejarte sola.

—Lo siento. Te pedí que hicieras algo tan peligroso.

—Cuando alguien viene y te rescata, usualmente se dice "gracias".

—Gracias.

(...)

—¡No estoy molesto porque me hayas besado!

—¿Entonces porque estás enfadado!?

—¿¡Porque estás enfadado tu!?

(...)

—Solo... Sueltame y vete a salvar el mundo... O lo que sea.

—Alexander...

(...)

—¿Porque los heroes tienen que preocuparse por todos? ¿Que tal si no me molesta que me pase algo? ¿Que ocurre si lo estoy esperando? ¿Vas a perder el tiempo salvando a alguien que no quiere ser salvado?

—¿Es eso alexander? ¿De verdad no quieres ser salvado? ¿No será que prefieres todo menos a mi? No es que no quieras ser salvado, quieres que no sea yo quien te salve. Quieres que deje de involucrarme.


De Heroes y ContratosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora