Capitulo 8 - Cara a cara.

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Ese mismo día, en la tarde.

—¡Puedes creerlo, Tikki! Una hora entera de entrevista para mí y ChatNoir, que emocionante ¿no?— Chilló Marinette, mitad nerviosa, mitad eufórica, se encontraba en su alcoba, haciendo uso de su máquina para cocer mientras escuchaba el sonido de fondo que su computadora le proporcionaba.

—Marinette, eres una superheroína, no una estrella— Alegó su kwami mientras revoloteaba a su alrededor, se le escuchaba alterada. —Debes mantener el misterio para protegerte de Hawk Moth y los supervillanos— Finalizo dándole un pequeño empujoncito a la nariz de su portadora, temiendo que no entrara en razón.

—No te preocupes, solo acepté hacerlo para que la gente de Paris sepa que ChatNoir y yo siempre haremos lo necesario para que estén a salvo— Habló con dulzura, acunándola entre sus manos, no tenía pensado revelar nada que comprometiera su identidad secreta.

—Solo ten cuidado esta noche ¿sí?— Tikki buscó que se lo prometiera, esta mañana había sido diferente de muchas otras por varios motivos, el principal, la presencia de una energía demasiado densa, un poder oscuro, cruel y magno. No tenía idea de que podría significar y Marinette así como el portador de Plagg debieron sentirlo, si la conexión entre portador y kwami era sincera, aunque sea de forma mínima sus humanos deberían experimentar un poco de todo lo que ellos sienten, así como ellos pueden percibir el estado emocional de los mismos.

—¿Esta noche? ¿Como qué está noche? Hoy estaré de niñera, el programa es mañana— Pronunció poniéndose inquieta.

~No lo olviden, está noche, cara a cara. En vivo y en directo con Ladybug y ChatNoir~ Como si fuera su intención sacarla de su error, la computadora reprodujo el final del comercial.

Y Marinette, Marinette sintió que su corazón se salteo algunos latidos.

[...]

—¿Te divertiste, Misono?

—¿No puedes simplemente conducir?

—Parece que no fue un día agradable, ¿Tuviste algún problema, algo que quieras solucione?

—Nada importante— Dijo en cambio, recargándose contra el asiento trasero del conductor.

Doudou-san miró a través del espejo retrovisor la mariposa que descansaba en la cabeza del chico, buscando saber el punto de vista de Lily, quien siempre se mostraba más abierto a hablar, era extraño que no hubiera adquirido su forma huma pesar de que, al menos dentro del auto Lily podría transformarse gracias al polarizado con el que contaba las ventanas. Se resignó, encontraría la forma de que Misono fuera un poco más sincero, aquella rabieta no podía durarle siempre.

Le subió a la radio.

~Esta noche, en la primera edición de cara a cara, tendrán la oportunidad de su vida, podrán hablar en vivo con Ladybug y ChatNoir.

—No entiendo porque el alboroto. Ese comercial lo pasan cada segundo y ya estoy fastidiado de oír lo mismo una y otra vez— Menciono a nadie en particular, un comentario al aire sin motivo concreto.

—No, espera. No lo apagues— Exclamó Misono, escuchando todo de forma atenta.

—¿Sabes de quien hablan? — Le lanzo una mirada interrogante a través del espejo retrovisor, una mirada que el chico no vio por estar buscando algo en alguno de los bolsillos de su mochila. Era un avance que Misono pareciera interesado por los acontecimientos de Paris, independiente que fuera un programa que, por lo que oyó seria transmitido por primera vez.

—Probablemente— Respondió sacando su celular, se fue directo a las llamadas y le marcó a Licht esperando que no estuviera tocando el estúpido piano de nuevo para que pudiera atenderle.

—Diga— Fue Hyde quien atendió la llamada, Misono miró por la ventana, estaba oscureciendo, los servamp ya podían transformarse.

—¿Lawless, está Licht cerca?

—El hombre pequeño vino por él, están hablando afuera. Algo sobre la dedicación que le tiene al piano pero que era hora de que la escuela cerrara.

—¿Puedes decirle que en cuanto pueda escuche la radio? Al parecer habrá un programa para conocer mejor a los héroes de Paris.

—Lo haré.

—Gracias Hyde.

—No me llames así.

—Adiós— Ignoró la petición, después colgó ¿Cuál era el problema del servamp de la avaricia con su nombre?

—¿Dijiste héroes? ¿Ahora vivimos dentro de un cómic o qué?— Cierto, estaba acompañado.

—Es lo que quiero saber, Dodo— Le llamó por su apellido mirando atreves de la ventana —¿Falta mucho para llegar?

—No demasiado, estamos a algunas cuadras del hotel Le Grand Paris.

[...]

—Es usted muy bueno en lo que hace señor Jekylland, espero haya podido adaptarse al instrumento para que los cursos de piano empiecen sin contratiempos mañana, he de decirle que disfrute mucho oírlo tocar y espero que mis estudiantes aprovechen la oportunidad que les estoy dando. Pero mucho me temo joven que la escuela tiene que cerrar así qué debo pedirle que se retire. Nos vemos mañana.

—Seguro, sólo recogeré mis cosas y saldré cuanto antes— Él ya tenía pensado irse, que vinieran a recordárselo era un poco molesto. Por otro lado, que lo tratara con exceso de formalidad también empezaba a cansarle, no pudo sino suspirar aliviado cuando lo vio marcharse, probablemente, a su oficina, valla uno a saber por qué.

Volvió sobre sus pasos y de nuevo entró al aula 33, vio a Hyde sentado sobre el piano con su teléfono en mano, mirando de forma fija la pantalla en negro. La poca luz que aun conseguía filtrarse le daba una apariencia fantasmal, fría. Completamente irreal. Se recargo contra el marco de la puerta, absorbiendo la imagen del vampiro con sus ojos, era la primera vez en mucho tiempo que lo veía, que realmente lo veía.

—Llamó Misono, dijo que deberías escuchar la radio— Habló su servamp sin voltear a verlo, algo dentro de él gruño con fuerza ante eso. Lo ignoró, se mantuvo impasible.

—Tengo mejores formas de perder el tiempo, anda, hay que irnos— Pero Hyde no hizo amago de moverse.

—¿Rosen está afuera del instituto?

—No. Quiero caminar un rato— Ya le había avisado a su mánager sobre sus planes, tenía ganas de conocer un poco mejor Paris.

Observo de forma fija los labios de Hyde cuando habló, su respiración se cortó segundo después. ¿Había escuchado bien?

—Eso suena a una cita, Ángel-chan— Se mordió la lengua ¿Que rayos? ¿Por qué no podía controlar mejor sus impulsos cerca de Licht? Con Ophelia no tuvo ese problema, amarla de la forma en la que lo hacía no lo llevo a soltar lo primero que cruzaba por su cabeza. No todo el tiempo, al menos.

—¿Que estupideces dices, pequeña rata puntiaguda?— Preguntó, aquello era tan raro, cuando Hyde bromeaba de esa forma era con cinismo, burla, diversión. Ahora en cambio la oración había sonando sincera, real ¿Por qué su corazón empezó a bombear sangre con mayor fuerza?

Hyde finalmente miró a Licht, parecía serio, demasiado serio, como si estuviera pensando en los acordes de alguna melodía... Estupideces, claro que eran estupideces. Había algo mal en él, Old Child se lo había advertido y él no pudo evitar caer de nuevo.

—No sabes lo enfermo que está todo en mi corazón— Susurro tan bajo que Licht ni siquiera lo escucho. —Hamlet.

Abandono su sitio sobre el piano y camino hacia la salida.

—¿A dónde vas, Hyde?

—¿No querías irte, Ángel-chan? Bien, vámonos.

Dato curioso: Licht si tenía intención de que el recorrido fuera una especie de cita, habia aceptado un poco renuente la presencia de Misono y su Servamp en el avión porque aquello significaría menos tiempo a solas con Hyde, por supuesto que le irrito recibir una orden del menor cuando tenía planeado recorrer Paris, la ciudad del amor en compañía de su vampiro transformado en humano.

De Heroes y ContratosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora