Capitulo 17 - Chat Noir

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En alguna parte de Paris.

—Sigue pareciendome alucinante que busques atencion— Murmuró con suavidad aquel chico, hundiendo sus dedos en el abultado pelaje de su pequeño compañero, un zorro de color monocromático, mientras lo acariciaba en un lento compás que recorría desde la base del cuello hasta el inicio de la cola del animal. —¿No hay in sitio que te gustaria conocer? Paris es grande.

No obtuvo respuesta, cerró sus ojos y suspiró ruidosamente.

Leng sabia lo que estaba haciendo, porque lo hacia. Su servamp odiaba que ocultara sus deseos y que manipulara la situacion para que la idea pareciera de otra persona, no la suya.

Alexander hizo un puchero, conocia la forma de preguntarlo, la manera en la que conseguiria una respuesta, sin embargo, expresar sus deseos en voz alta era una tortura psicologica.

—Leng, porfavor...—Silencio.

Si quieres algo, pidemelo.

—Leng...

Alexander.

—Quiero salir. —Las palabras habian salido de forma atropellada, pero hicieron reaccionar al animal en su regazo, el zorro acaricio su menton con la punta de su hocico, la accion le transmitia confort a su corazon y el nudo que sentia en la garganta eventualmente desaparecio.

Bien hecho.

[...]

Estación subterránea, línea de trenes, zona de abordar, horas antes.

La forma en la que Prime Queen detuvo el tren fue tan a abrupta que perder el equilibrio se volvió inevitable, su cuerpo, impulsado por la gravedad terminó por colisionar con fuerza contra la puerta del vagón, se quejó, y si no hubiera sido por el hecho de que a los segundos Ladybug terminó por cubrirlo con su esbelta figura y embotonar sus sentidos con el aroma de su perfume y la cercanía que los unía, probablemente hubiera seguido maullando con disgusto por el simple placer de hacerlo. En su lugar y de forma interna, maldijo aquel ronroneo que se le escapó y delataba su adoración por la chica que a pesar de ser obvia nunca era así de íntima.

Admitía que, aunque la mayor parte del tiempo era un coqueto descarado que no temía gritar a los cuatro vientos lo mucho que amaba a la chica de coletas y rojo antifaz, seguía siendo aquel chico inexperto en el arte del amor que a pesar de todo no sabía cómo reaccionar a determinadas situaciones, que tu pareja destinada estuviera contra ti, era una.

—¿Acabas de...?

—¡N-no!— Se apresuró a contestar, cubriendo su rostro con ambas manos intentando ocultar su sonrojo, de forma que se perdió la mirada expectante que le dedicó la chica antes de alejarse. —Ladybug yo...

No obstante, no pudo continuar, la akumizada nuevamente gruñía con disgusto y por unos instantes la pantalla desde donde podían verla se apagó, miró a su compañera preocupado, preguntándole con la mirada que hacer, que esperar. Ladybug solo negó, y adquirió una pose defensiva por si llegado el punto necesitarían atacar.

Afortunadamente (o quizás no) el televisor volvió a encenderse y en el la perspectiva de una próxima confrontación no era agradable. Prime Queen nuevamente se había desplazado a alguna parte de la ciudad que no conseguía identificar, pero a juzgar por los gritos y el sonido sordo que rodeaba la escena se trataba de un lugar que previamente (sospechaba) estuvo lleno de transeúntes. Continuó observando perplejo la situación que se transmitía, porque a pesar de estar extraordinario cerca de la villana aquellos chicos (los únicos dos que no habían corrido) no la miraban con temor o alguna pizca de resguardo, casi parecían aburridos, como si realmente ninguno de los dos corriera peligro.

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