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Había pasado un año y tres meses desde que Adrien le había propuesto matrimonio a la ahora famosa diseñadora de modas: Marinette Dupain Cheng.
Con ayuda de sus amigos, la pareja planeó una linda boda soñada, donde se suponía que solo sus familiares y amigos más cercanos irían. Sería algo pequeño e íntimo. Desde entonces, solo contaban los días para que tan anhelado día llegara. Sin embargo, se les había olvidado un pequeño detalle: al ser figuras públicas, el secreto de su matrimonio no tardó en salir a la luz y cuando llegó el día, ya no era un evento privado, habían periodistas y muchas personas que querían estar presentes en la «boda del año».
—Todavía no te des la vuelta, te pondre el velo —indicó Alya a su mejor amiga. La diseñadora observaba por esa gran ventana lo que pasaba en las afueras de ese hotel en donde estaba. Cada vez más autos y reporteros se acercaban a ese lugar.
Lo que una vez había sido un sueño, ahora comenzaba a ser incómodo. Pero ni Marinette ni Adrien habían podido demostrado su descontento, Nino y Alya prometieron tener control sobre el asunto, pero eso no quitaba el hecho de que todo eso fuera extraño para la pareja comprometida.
—¡Listo! —enunció esa chica de lentes al realizar su labor—. Ahora date la vuelta para verte con el velo. —Marinette obedeció y al hacerlo, Alya formó una gran sonrisa. Estaba orgullosa de su amiga, solo que, la diseñadora no parecía muy feliz—. Oye, ¿qué tienes?
—¿Hum? —soltó la azabache aún teniendo su cabeza inclinada.
—Marinette, ¿te pasa algo? ¿Por qué esa cara? Creí que estarías feliz porque estás a punto de casarte con el amor de tu vida.
La azabache tuvo que fingir una sonrisa para luego abrazarse a sí misma.
—Yo... solo... solo son los nervios, Alya. No te preocupes.
—¿Segura?
—Sí. Solo... quisiera quedarme un momento a solas para... analizar que estoy por cumplir uno de mis sueños.
—¿Estás segura? —insistió—. Esto no tiene que ver con los paparazzi, ¿o sí?
—No, tranquila, Alya. Imagino que eso era algo que no podía evitar. Solo... quiero un momento para mí misma.
No muy convencida de tales palabras, la joven de rizos se marchó ante la petición de su amiga. Una vez sola, Marinette se vio una vez más a ese gran espejo en la pared.
Estaba usando el vestido de sus sueños, ese día era el que más había esperado en toda su vida, pero no se sentía del todo feliz. No sentía que esa era la boda que ella quería, pero no quería desilusionar a Adrien; no quería decirle eso el día que estaban por convertirse en marido y mujer.
—Escuché que la princesa finalmente se va a casar con su príncipe azul.
Una voz se escuchó en la ventana y cuando la chica se giró, allí se encontraba el héroe de París con una gran sonrisa divertida en su rostro.
—¿Chat Noir? ¿Qué haces aquí? —dijo con evidente sorpresa.
—¿Por qué lo dices? ¿No te alegra verme?
En su rostro se notaba su pequeño juego, así que Marinette no dudó en sonreír de regreso.
—Se supone que no debemos vernos antes de la boda.
—¿Por qué? Según tengo entendido te casarás con Adrien Agreste, no con el héroe más guapo de París.
—Es lo mismo, gatito bobito —le dijo con otra sonrisita—. Sé que estás emocionado, pero... mejor regresa a tu habitación antes de que alguien te vea aquí.
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Aprendiendo a ser cursi | Mini Historias
RomanceHistorias cortas donde Adrien y Marinette se verán involucrados en alguna situación romántica o preferiblemente en un "intento de ser cursis". . . Las historias son completamente mías. Prohibida su copia. . . . Los personajes no son míos, le pe...