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Marinette quería encontrar la forma de pasar más tiempo al lado de Chat Noir. Ir de patrulla o luchar contra un villano, hacía que los minutos junto a él se pasaran muy a prisa y ella solo quería disfrutar más del héroe.
Esa tarde a inicios del otoño, Marinette iba de regreso a su casa cuando vio algo que le llamó la atención: Chat Noir hablaba con el hombre que recién habían desakumatizado.
Ella se detuvo para observarlos. Por un momento creyó que ellos como héroes habían hecho algo mal y que ese sujeto le reclamaba a Chat Noir. Pensativa en esto, y al ver que Tikki seguía comiendo de su galleta, la chica decidió acercarse en su forma civil.
—Y esto —le dijo ese sujeto a Chat Noir al entregarle un libro verde—, tiene todas las indicaciones para que puedas hacerlo. Además, en la parte de atrás, tiene unas hojas en blanco donde puedes anotar tu progreso.
—Entiendo, señor. Gracias por concederme este honor.
—Que el héroe de París siembre en mi huerto, es para mí todo el honor, Chat Noir.
Cuando ese hombre se marchó, Marinette se acercó al de antifaz negro y rio al verlo con un libro y una maceta con una pequeña planta con diminutas hojas verdes.
—Conque además de héroe, también eres jardinero, ¿eh? —saludó la chica.
Al escucharla, él sonrió y se giró hacia ella.
—Este buen hombre tiene plantas que muchas personas importantes han sembrado y pues... quería que el guapo héroe de París también sembrara alguna.
—¿En serio? ¿Solo tú? ¿O sea que te quieren más a ti que a Ladybug?
—En realidad, él quería que ella y yo sembráramos esto, pero es probable que ella ya esté en su casa descansando, así que... tal vez me toque hacerlo yo solo.
Por un instante, Marinette quiso ir a transformarse y aparecer como la compañera de ese héroe para aceptar y pasar tiempo con él, solo que, eso sería muy sospechoso. Por esa razón, una idea se le vino a la mente y no pudo evitar sonreír por ello.
—¿Y necesitas que una superheroína te ayude? Yo no tengo poderes, pero podría ayudarte —soltó de pronto la joven.
Cuando se dio cuenta de sus propias palabras, el color rosa se apoderó de sus mejillas y quiso retractarse. Eso significaba pasar más tiempo con él, aunque, podía haber disimulado un poco sus andias de estar con el héroe. Mas antes de decir algo, escuchó las carcajadas del muchacho frente a ella.
—Justo eso te iba a preguntar, Marinette. ¡Pensamos igual!
—¿E-en serio?
—Aunque, solo tienes que hacerme un favor. No le digas nada a Ladybug porque podría ponerse celosa por no sembrar el árbol juntos.
—¡Claro que no se lo diré! —aseguró entre risas.
—Bien, entonces, ¿te parece si empezamos!
—¡Vamos!
Esa tarde, fue la primera de muchas. Marinette no podía estar más feliz. El sembrar ese pequeño árbol y darle los cuidados necesarios, era la excusa perfecta para pasar tiempo con Chat Noir y para que sus manos rozaran de vez en cuando cuando acomodaban la tierra en las raíces o para chocar sus frentes cuando se agachaban.
Además de eso, lo que más emocionaba a Marinette eran las fotografías que se sacaba con el héroe. Sí, cada una de las fotos que tomaban del árbol, de ellos recortándo sus hojas o echándole agua, las guardaban en el libro que habían usado como guía para cultivarlo.
Así, con el paso del tiempo, el árbol fue creciendo poco a poco en ese huerto. Hasta que un día, cuando su tronco ya era similar al tamaño de un niño, Marinette fue a verlo por la tarde como era de costumbre, sin embargo, se llevó una triste sorpresa.
—Está... completamente seco...
Tomó una ramita, pero al instante, esta se desvaneció en la palma de su mano. Sin duda, ya no se podía hacer nada más por él y fue entonces cuando sintió su corazón quebrarse.
Ese árbolito era especial para ella; no solo por haberlo sembrado con Chat Noir, sino porque esto los había unido más y ahora que esta situación había pasado, creía que las tardes divertidas con el héroe se habían ido con él.
—Marinette... —habló Chat Noir al llegar junto a ella.
—¿Qué fue lo que pasó? —Su voz comenzaba a quebrarse—. Solo... se marchitó de un día para otro y ya. ¿Por qué? ¿Por qué esto llegó a su fin? Entre todos los árboles de aquí, ¿por qué a este tuvo que pasarle esto?
Chat Noir trató de comprender su dolor, así que, para calmarla, tomó su mano con delicadeza.
—Marinette, hay algo que debo decirte.
—¿Qué?
—Durante la primera semana cuando sembramos este árbol, el dueño del huerto me dijo que este árbol fue de un tipo de semilla infértil. Me dijo que era un milagro que el árbol hubiera germinado, pero que era probable que no durara mucho luego de crecer.
—Pero, ¿esto es todo? ¿Solo algunas semanas y ya?
—Marinette, el árbol ya cumplió su propósito, ahora nos toca recordarlo y llevarlo en nuestros corazones.
Chat Noir le entregó a la chica aquel libro donde habían dejado todos sus recuerdos junto al árbol. Él tenía razón, tal vez esa pequeña aventura había llegado hasta ahí, mas ahora, lo único que podían hacer era recordarlo porque estaba segura que si sembraban otro, probablemente no sería lo mismo.
—Entonces, ¿esto terminó? —susurró ella—. ¿Dejaremos de vernos por las tardes?
Él sonrió.
—Marinette, pasar contigo hacía que cada una de mis tardes fuera mejor que la anterior. Ahora no me imagino qué sería de mí sin verte antes de ir a dormir. ¿Te parece si, en vez de sembrar árboles, vamos por un helado o al cine?
Esos ojos verdes se habían clavado en lo más profundo de su corazón. Ahora que había conocido un poco de él cada tarde que se veían, había llegado a darse cuenta que amaba cada vez más a ese muchacho. Así que, ella apretó con fuerza su mano.
Tal vez muchas cosas podían llegar a su fin, pero estaba segura que su amor apenas empezaba y sería eterno.
Subido a Twitter (@ tammynette_ ) el 14 de abril, 2023.
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Aprendiendo a ser cursi | Mini Historias
RomanceHistorias cortas donde Adrien y Marinette se verán involucrados en alguna situación romántica o preferiblemente en un "intento de ser cursis". . . Las historias son completamente mías. Prohibida su copia. . . . Los personajes no son míos, le pe...