4● Beso bajo la luna

244 35 1
                                    

💙💖 ❤🖤

Entre risas, felicidad y mucha música, aquellos jóvenes disfrutaban del baile escolar de fin de año.

Algunos bailaban, otros se deleitaban con el alcohol que le habían agregado al ponche a escondidas de los profesores. Y en una esquina, dos amantes se miraban entre sí.

Adrien extendió su mano e invitó a su querida novia a la pista de baile. Ella aceptó con sus mejillas completamente coloradas. Aún no se podía hacer la idea que el chico del que estuvo enamorada por mucho tiempo, ahora era su pareja oficial desde un par de semanas atrás.

Al llegar a la pista, el DJ cambió aquella música movida por una más suave. Esto, a petición de Adrien, quien momentos antes había pedido ayuda a su amigo Nino para ejecutar un plan que había esperado por mucho tiempo: besar a su chica.

El rubio pasó ambas manos por la cintura de la joven para atraerla hacia él. Marinette sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y cuando llevó sus manos al cuello del muchacho, comenzaron a moverse de un lado a otro al ritmo de la suave música.

Los minutos pasaron, pero para ambos el mundo se había detenido a su alrededor. Eran solo ellos dos, viéndose el uno al otro dentro de una burbuja mágica que los había envuelto.

Cuando de pronto, Adrien sonrió con encanto al llevar su mirada a los dulces labios de Marinette. Por instinto, ella pasó su lengua por encima de estos para mojarlos. Sabía lo que seguiría a continuación. Su corazón palpitaba con fuerza y sentía que se saldría de su pecho, ¡Adrien Agreste la iba a besar!

Mas cuando él estuvo por tocar sus labios con los suyos, ella apartó su cabeza y sin decir nada, salió corriendo de ese lugar.

Adrien pestañeó confundido, ¿qué había pasado?, ¿había hecho algo mal? 

El rubio no tardó en ir tras la chica y para su sorpresa, la encontró sentada junto a uno de esos arbustos que estaban afuera del edificio. Ella ocultaba sus manos temblorosas en la falda de ese lindo vestido rosa. Al verla, Adrien caminó hacia ella con pasos lentos.

—¿M'Lady?, ¿ocurre algo?

Ella apartó su mirada cuando él se inclinó a su lado.

—Lo siento, Adrien. Es solo que... yo... tú... nosotros —farfullaba—. Es... como un sueño para mí. Yo... sigo sin poder creer que nosotros...

Un suspiro salió de sus labios y Adrien estiró su mano para quitar ese mechón del rostro de ella. El rubio tenía una sonrisa en su rostro y parecía comprender la situación.

—Está bien, m'lady. Esperaré hasta que estés lista.

—No, Adrien —exclamó al ponerse en pie—. Lo siento, en verdad. Se supone que esta iba a ser nuestra noche, pero... creo que lo arruiné. Ahora... no sé si quiera regresar. Me siento... apenada.

Él le regaló una tierna sonrisa y cuando se puso en pie, vio la gran luna llena que decoraba el oscuro cielo.

—¿Sabes qué, m'lady? Es buena idea.

—¿Ah?

—¿Y si dejamos el baile? No estaba tan divertido como me lo imaginé.

Ella entrecerró los ojos confundida y cuando él sacó de su bolsillo un trozo de queso de un color en especifico, la joven tuvo una pequeña idea de lo que él tramaba.

—¿Qué se supone que harás, gatito?

—Sígueme, prrrincesa —dijo extendiendo su mano—, vamos a bailar.

Marinette soltó una pequeña risita y sacó de esa cartera que andaba, un macarrón del mismo color del queso del joven. Y sin más, ambos se transformaron para luego convertirse en Cosmobug y Astrocat.

Tomados de la mano, los dos volaron hasta lo más alto de la ciudad, cruzando incluso esa fila de nubes que cubría los edificios más altos. Chat Noir jaló del brazo a la heroína para acercarla a él y allí con la luna llena tras ellos, ambos bailaron suavemente con delicadeza. Hasta que, cuando sus ojos se encontraron, Ladybug llevó una mano a una parte de su propio casco en donde lo hizo desaparecer, quedándose solo con su antifaz y la piel de su rostro expuesta.

Luego, levantó su mano e hizo lo mismo con el casco que cubría la cabeza del muchacho. Y cuando sus labios quedaron expuestos, ella flotó más alto que él para quedar a su altura y sin esperar más, lo besó; allí, siendo la luna llena la única testigo de su amor y su primer beso.

Aprendiendo a ser cursi | Mini Historias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora