15● Si pudiera volar

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💙💖

Tal y como se lo había imaginado, una vez más Adrien llegaba tarde a un evento de sus amigos gracias a las ridículas exigencias de su padre. ¡Ya estaba cansado de eso!

Era la fiesta de cumpleaños de Zoe, por lo tanto, sus amigos estarían reunidos en ese lujoso hotel. De acuerdo con la invitación, era un evento de etiqueta, así que todos andaban con ropas elegantes y muy arreglados.

Al recorrer el lugar, el rubio halló a sus amigos al lado de la cabina del DJ. Todos parecían hablar de alguna cosa divertida, pero en cuanto él se acercó, su mirada se encontró con aquellos ojos azules que, al instante, lo hicieron sentir mariposas en el estómago.

Adrien saludó a sus amigos y se puso a hablar con ellos, pero su vista no se quitaba de esa chica que lucía ese precioso vestido rosa de falda circular hasta las rodillas. Se veía hermosa y más, con ese peinado recogido que hacía que la abertura de su espalda resalta mucho más.

Con solo ver a Marinette; con solo verla sonreír, sus problemas desaparecían. Sus cicatrices, las palabras frías de su padre... todo quedaba en el olvido. Hasta que de pronto, la singular voz de Alya lo sacó de sus pensamientos:

—¿Y tú, Adrien?, ¿qué harías si pudieras volar?

—¿Volar?

Él hizo una mueca. No había prestado suficiente atención a la alocada conversación sin sentido de sus amigos.

—Kim ya dijo que él jugaría tenis en el aire —contó Nino—, Alya, que iría a lo más alto de la torre Eiffel. Yo, que iría al estadio y vería los partidos desde el techo. ¿Y tú?

Como el rubio todavía pensaba en su respuesta, Marinette se levantó de su asiento y con pasos lentos fue caminando hacia la pista de baile, al mismo tiempo en que se soltaba su cabello.

—Yo, bailaría —aseguró la azabache.

—¿Bailar? —curioseó Alya.

—¡Claro! Bailaría bajo la luz de la luna como lo hice con Adrien en Nueva York.

Al escucharla, los amigos soltaron algunas bromas para Marinette y el rubio, mientras que a este último, sus mejillas comenzaron a colorarse a más no poder. Aunque, de igual forma, sonrió porque al parecer, la chica que amaba no había olvidado aquel hermoso momento.

En ese instante, Kim quiso dar una pequeña pausa a la charla para ir por algunos bocadillos. El resto aceptó buscar algo de comida mientras que Adrien decidió quedarse en su sitio.

Allí, sentado en esa mesa, tuvo que sostener su rostro con la palma de su mano porque no podía dejar de ver a lo lejos a aquella chica ojiazul. Esta última ya había llegado a la pista de baile y ahora se movía al ritmo de la música junto a otras de sus amigas.

—¿Qué esperas? Ve con ella —le dijo Nino al rubio.

—¿Crees que debería?

—Si no quieres ir con ella, entonces dime, Adrien, ¿por qué la estás viendo con esos ojos de enamorado?

El rubio suspiró y con su mirada en el suelo, llevó una mano a su pecho.

—¿Es... normal sentir que me falta mi otra mitad cuando... estamos separados? ¿Es normal querer estar con ella todo el tiempo? —susuró el de ojos verdes y al instante, Nino se llevó una mano a su frente para luego empujarlo de la silla.

—Solo ve con ella, Adrien —señaló—. Dile lo que sientes y listo. Yo te echaré una mano con el ambiente —aseguró antes de guiñar su ojo e ir a la cabina del DJ. Adrien respiró profundo para tomar fuerzas y sin más, caminó hacia aquella chica que bailaba junto a Zoe.

Aprendiendo a ser cursi | Mini Historias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora