💖💙
Cuando Marinette se dio cuenta que iría a una cena tan importante como aquella, no pudo dormir en toda la noche.
El alcalde había decidido que sus padres serían los encargados de los postres y bocadillos, así que ella iría a ayudarlos. Pero más que eso, ella quería ir para llevar un precioso vestido hecho por ella misma... y... claro, para estar cerca de Adrien Agreste.
Aquella semana había sido la más lenta de su vida. El sábado nunca llegaba y ella tenía su vestido listo desde el martes. Cada día, ella se lo ponía para comprobar que la costura de su falda circular rosa y el encaje en sus mangas estuviera en perfecto estado. ¡Era el vestido más perfecto y más a su estilo que jamás pudo haber hecho!
El sábado por la noche, las personas más importantes del país llegaron al hotel, y también Marinette y su familia. El ambiente del hotel era agradable con invitados de lujo y muy buena comida. Pero todo hubiera sido perfecto sino fuera por un pequeño detalle: Chloe había llegado con un vestido amarillo pastel pegado a su cuerpo y a un lado de su falda, tenía una gran abertura donde la chica enseñaba su perfecta pierna, llamando la atención de la mayoría de muchachos. Pero lo peor de todo, era que esa rubia solo quería estar cerca de Adrien.
Marinette escuchó a sus padres llamarla para que llevara el ponche a una de las mesas de bocadillos. Pero debido a su inseguridad, comenzó a sentir que su vestido era horrible, muy infantil y que así jamás podría hablarle a Adrien esa noche. Creía que se burlaría de ella o que ni siquiera notaría su presencia. Mas debido a estos pensamientos y a sus manos temblorosas, ella no se fijó por donde iba, perdió el equilibrio y dejó caer aquel ponche sobre ella y sobre Adrien.
Su noche no podía ser peor hasta que escuchó las risas y las palabras hirientes de Chloe, las cuales se referían al vestido que la azabache llevaba puesto.
Marinette salió corriendo bajo la mirada de muchas personas y cuando vio que no había nadie en las escaleras, decidió quedarse ahí y llorar.
—Hija...
La voz de su madre la hizo levantar su cabeza. Sabine se inclinó y limpió tiernamente sus lágrimas.
—Todo esta bien, tranquila —le dijo la mujer, pero Marinette no había dejado de sollozar.
—¿Por qué siempre me pasan estas cosas, mamá? Yo... solo quería hablar con Adrien, pero hoy Chloe vino con este vestido y...
—¿Y qué? —agregó la madre—. Tú te ves bellísima con este vestido que hiciste tú misma. Si amas a alguien, has que primero se enamore de tu interior, tu belleza externa y tu torpeza es solo parte del paquete. Estoy segura, que si él te quiere, él vendrá a ti sin importarle una torpeza como la de hoy.
La joven limpió sus últimas lágrimas y tras sentirse mejor, recibió un abrazo de su madre. Solo que, de repente, alguien habló cerca de ellas.
—¡Marinette!
Ambas féminas se separaron y Sabine le dio una última mirada a su hija antes de dejarla con ese rubio. Marinette se abrazó a sí misma para calmar sus nervios. ¡Adrien estaba allí frente a ella!
—¿Estás bien? —preguntó preocupado—. ¿No te pasó nada?
—Estoy bien, solo... lamento haber arruinado tu ropa. Perdón por no buscar servilletas o algo para... remendar lo que hice. Es solo que...
Ella apartó la mirada, no quería que él se quejara por lo que hizo.
—Está bien, solo fue un accidente —rio—. Pero... te quería decir que no te sientas mal por lo que dijo Chloe sobre tu vestido.
Al escucharlo, Marinette levantó su mirada para unirla con la de él.
—¿Por qué lo dices?
—Marinette, Chloe está usando un vestido que hizo uno de los diseñadores de su mamá, ella no lo confeccionó como tú. Y la verdad, es que, yo que tú, iría a la pista de baile y le enseñaría al mundo mi creación.
La chica sintió sus mejillas arder, pero al bajar su mirada, una expresión de decepción se formó en su rostro. Su vestido estaba manchado.
—Creo que me quedaré aquí afuera, Adrien. No creo que sea buena idea regresar.
—Y yo me quedaría aquí contigo, pero mi padre se preocuparía si no me ve adentro. Así que, vamos a bailar. Ya estás embarrada en esto, literalmente.
Ella soltó una risita y con su mano un poco temblorosa, tomo la que el joven le extendía.
—Bien —habló él—, vamos. Y si alguien pregunta, somos el "Dúo ponche".
Ella solo se rio y regresó con su mano aferrada a la de él.
Adrien siempre tenía las mejores palabras y las mejores ideas para animarla. Y esa noche, fue una de las mejores veladas para Marinette. Porque ambos se conocían muy bien el uno al otro. Ambos, eran almas gemelas.
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Ok, aclaro que esto no fue taaan cursi, pero es porque está basado en una escena de una de mis historias originales y pues... solo la hice Adrinette. 🙈
Da igual, como dije, sigo aprendiendo. 😂
Los tqm. 💕
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Aprendiendo a ser cursi | Mini Historias
RomanceHistorias cortas donde Adrien y Marinette se verán involucrados en alguna situación romántica o preferiblemente en un "intento de ser cursis". . . Las historias son completamente mías. Prohibida su copia. . . . Los personajes no son míos, le pe...