│Aᴅʀɪᴇɴ Aɢʀᴇsᴛᴇ│
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Bᴀɪʟᴀ... ꜱɪɴ ᴅᴇꜱᴄᴀɴꜱᴏ.
Uɴ ɢɪʀᴏ, ᴘᴀʀᴀᴅᴀ, ꜱᴀʟᴛᴏ...
Se tropezaba una y otra vez, se levantaba otras tantas, y volvía a retomar el ritmo. Lo que ella no sabía era que lo que estaba haciendo, no era bailar... era viv...
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𝐏𝐀𝐍𝐐𝐔𝐄𝐐𝐔𝐄𝐒 ¿𝑄𝑢𝑒́𝑒𝑟𝑎𝑐𝑎𝑓𝑒́?
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La pequeña habitación comparada con la que crecí, era el único espacio que por primera vez sentí verdaderamente mío, pero aún quedaba el resto de este apartamento, ver todo a detalle lo cual no hice al comienzo y solo me limité a un pequeño lugar.
Cerré los ojos dejando mi mano sobre el pomo de la puerta, indecisa si abrirla o no, solo me sentí un poco mejor por la comida de ayer en la noche, algo finalmente saludable, pero mi cuerpo no llegó a aceptarlo del todo.
Debía de estar avergonzada, además de agradecida, si fuera el Señorito Von Rothbart o no mi esposo, con otra persona como tal habría desfallecido en unos días más sin que lo notara.
En lo que restaba la noche limpié mi habitación sin emitir mucho ruido, vergüenza debía de tener, mi cuarto era un completo desastre y aunque Adrien levantara lo más vergonzoso de mis cosas, aún seguía en completo desorden.
O quizá para otros no lo sea, Elena me enseñó a ser muy ordenada, solo en mis caprichos dejaba todo fuera de lugar y llegaba a sentirme incómoda por eso.
Llegada la mañana esperaba a que Adrien despertara, escuché cómo abría su ventana, pero sin más no escuché nada más y eso llegaba a incomodarme, la falta de ruido.
No esperé más y abrí mi puerta, este es el horario del cual decidía no salir por razones claras.
Me adentré a mi baño, debo de cargar con el suero conectado a mi brazo, fue un poco complicado cambiarme de ropa que no oliera a comida. Una vez que terminé de hacer todo lo que tenía que hacer, salí del baño y caminé por el estrecho y corto pasillo a la sala.
Debo de explorar más este lugar.
Como el primer día en este lugar, me quedé en medio de la sala viendo el apartamento de esquina a esquina, concentrándome en los detalles que ignoré la primera vez.
Los tres ventanales son cubiertos por cortinas blancas casi translúcidas, no tan grandes, estrechos y largos solo para que la luz pase, no lo pensé una vez más y me acerqué a uno de ellos para apartar las cortinas, abrí la ventana y me quedé un tiempo admirando el lugar, no me asomaba mucho por mi ventana.
Y otra vez, un akumatizado, me pareció ver a Ladybug del otro lado de la ciudad.
Tengo buena vista y oído.
Abrí las tres ventanas, me giré y vi los demás detalles, el sofá para 3 personas y uno individual frente a la televisión plana, estoy segura que es la única televisión del apartamento, yo tenía una dentro de mi habitación, está empaquetada por ahora.
