│Aᴅʀɪᴇɴ Aɢʀᴇsᴛᴇ│
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Bᴀɪʟᴀ... ꜱɪɴ ᴅᴇꜱᴄᴀɴꜱᴏ.
Uɴ ɢɪʀᴏ, ᴘᴀʀᴀᴅᴀ, ꜱᴀʟᴛᴏ...
Se tropezaba una y otra vez, se levantaba otras tantas, y volvía a retomar el ritmo. Lo que ella no sabía era que lo que estaba haciendo, no era bailar... era viv...
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Finalmente estaban acabando las clases, quizá un alivio para muchos, pero Brielle se sentía mal al pensar en no volver a ver a todos sus amigos.
Por su último año de preparatoria, su salud había mejorado considerablemente, aunque siempre se sintió que le prohibieran la clase de deportes, debía compensar las horas estudiando. Si bien sus sueños de niña no podían cumplirse, trataba de encontrar alguna carrera en la cual estudiar y le quedaba poco tiempo.
Los demás de su clase tenían clase de deportes, Brielle estaba en la biblioteca, aún no se decidía qué estudiar, como siempre fue limitada a varias cosas, se esforzaba en sus notas y por lo tal era una buena estudiante, lo hacía para ver a su madre contenta con sus calificaciones.
Antes de que acabara la clase de deportes, salió de la biblioteca, iba a ir a su casillero para sacar algunas cosas para su siguiente clase.
Algo llamó de pronto su atención, en la misma fila de casilleros, estaba una de sus compañeras con la cual solo se encontraba en algunas clases, pero esta temblaba y sacó de su casillero su chaqueta, parecía asustada.
Brielle trató de decir algo, pero la chica cerró con un fuerte golpe el casillero y corrió en dirección a los baños. Pensó en seguirla, pero se quedó por el momento ahí observando la entrada, prefirió dejar todas sus cosas dentro del casillero hasta ver a la misma chica salir de los baños, pero estaba acompañada de la que creyó que podría ser su amiga.
Aquello si fue extraño, su compañera caminaba con dificultad, la había visto por mucho tiempo extraña.
―¿Está todo bien? ―se acercó a ellas, pero una se asustó que salió corriendo de ese cuarto y la otra comenzaba a llorar―. ¿Qué acaba de pasar?
¿Ese fue el llanto de un bebé?
―Brielle... no se lo digas nadie ―murmuró la chica sollozando, se veía muy mal―. Nadie puede saberlo, menos mis padres... ellos me matarán.
―¿Qué llevaba Silvie? ―murmuró con un extraño presentimiento, no ocurría muy a menudo.
Las conocía a las dos desde que entró a la preparatoria, Lena y Silvie eran las mejores amigas, casi inseparables, por supuesto en todo ese último año ambas se alejaron de todos de pronto, incluso Lena había terminado con su novio y eran la pareja empalagosa de la preparatoria.
―Lena... ¿qué hicieron? ―cuestionó comenzando a preocuparse.
Sin embargo, la mencionada no respondía, solo lloraba.
