𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍 ── Adrien Agreste & Reader

𝐄𝐍𝐃│𝐏𝐚𝐫𝐭 𝟏

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En el tejado de una residencia alejada de las calles de muchedumbre, lugares visitados por la mayoría de turistas que visitan París pensando en la ciudad del amor, en una ciudad que olvidan que también existe la pobreza. Un nido de pájaros recibía a dos pequeños polluelos, dos pequeños pájaros que dejaban el cascarón y recibían el alimento de sus padres.

Sin hacer el menor ruido, una pequeña niña de 10 años se asomaba por la ventanilla para ver a los polluelos, poniendo los brazos para ver mejor, enternecida por esa escena de los padres protegiendo a sus pequeños bebés recién nacidos.

Las cajas que amontonó para subirse a la ventana eran inestables, se tambaleó en un momento, pero mantuvo el equilibrio hasta que su nombre fue pronunciado por la voz de su madre.

La niña cayó de las cajas golpeándose el brazo, limitándose a hacer una mueca se frotó la parte del impacto conteniendo las lágrimas. Su madre no tardó en aparecer por el marco de la puerta desgastado, limpiando las manos en su mandil lleno de harina.

―Pero mi niña ¿Qué hacías allá arriba? ―preguntó la madre arrodillándose al lado de su hija, apartando su cabello oscuro de su frente y revisando su brazo con gran cariño.

―Los pájaros ―susurró la niña abrazándose a su madre, es el mejor consuelo―. Quería verlos, pero no lo pensé bien.

―Es peligroso mi niña ―la madre le besó la frente y la ayudó a pararse con mucho cuidado―. Vamos, puedes lastimarte.

―Perdón mamá, no quería asustarte ―la niña trató de controlar su respiración, en un momento había logrado agitarse―. ¿Hiciste galletas?

―Si, iremos a venderlas, solo espero que los policías no los impidan ―acarició la frente de la menor―. Vamos, tienes que lavarte del rostro.

La madre la observó preocupada, de nuevo la pequeña se agitó y tosió, pero logró controlarlo y fue a lavarse el rostro tal y como le pidió su madre.

Una historia lamentable.

Salió antes de su madre llevando una caja sujetada con algunas correas a su cuello para vender las galletas, al salir vio a unos niños pasar burlándose de ella, estuvo por ir detrás de ellos y gritarles para que la dejaran en paz, pero se detuvo pensando en lo que podría pasar.

Cuando uno de los niños volvió para empujarla, un niño que vive en el mismo edificio la defendió alejando a ese grupo con amenazas con sus padres.

―¿Estás bien? ―preguntó observando con preocupación a la menor, ella asintió evitando su mirada.

No es la primera vez que la defiende.

―Gracias ―dijo suavemente bajando los escalones, su madre apareció después siguiéndola a paso lento.