│Aᴅʀɪᴇɴ Aɢʀᴇsᴛᴇ│
─────── ⊱✿⊰ ───────
Bᴀɪʟᴀ... ꜱɪɴ ᴅᴇꜱᴄᴀɴꜱᴏ.
Uɴ ɢɪʀᴏ, ᴘᴀʀᴀᴅᴀ, ꜱᴀʟᴛᴏ...
Se tropezaba una y otra vez, se levantaba otras tantas, y volvía a retomar el ritmo. Lo que ella no sabía era que lo que estaba haciendo, no era bailar... era viv...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
.· .· .· .·︿︿︿︿︿︿︿︿︿ ะ句子₊˚.❀‹
La realidad es aquello que, incluso aunque dejes de creer en ello, no desaparece.
La llegada de los héroes logró cambiar la vida de aquella niña risueña y su madre. Pero en el cambio estaban incluidas otras personas que se unieron a sus vidas, tal vez el cambio comenzó desde aquel encuentro de la madre con un joven, los dos quedaron encantados aunque la madre tuviera problemas para aceptar al insistente joven que trataba de cortejarla.
Fue complicado evadir para Aurélie al joven, no era como sus antiguos pretendientes que llegaban a rendirse al poco tiempo y el resto escapar al conocer a su hija.
Pasó el tiempo desde que ese día ocurrió. Ambas se encontraban en una nueva situación, su vida había mejorado en lo posible porque ambas se cuidaban con mucho cariño, poco importaba tener más de lo que necesitaran económicamente, aunque que a su vida llegara cierto joven que corteja a la madre de la pequeña les ayudó bastante.
Observando a la pareja, la adolescente de 13 años observaba desde la ventana de la tienda a su madre que muy incómoda sonreía para aliviar la tensión, su relación no avanzó mucho como la menor habría querido que avanzara, no sabía si culpar a aquel joven o su mamá por demorarse tanto.
Demasiado obvio que no querían serlo, pero eso no lo veía la pareja a diferencia de la niña que preguntaba en cada ocasión si al fin, pero la madre solo se encogía de hombros y seguía su camino.
La menor se cansó de verlos, repetir esa rutina de que el joven fuera a visitarlas sin falta después de su trabajo, aparecer los fines de semana con un ramo de flores, en ocasiones ayudar a preparar los postres junto a su nueva socia. Tal vez eso fue la ayuda que necesitaban, su madre tenía mucho conocimientos sobre la cocina y usó eso mucho tiempo por mantenerlas, pero les faltaba ayuda para lograr algo más.
Su nueva socia.
―¿Algún día, Arthur se lo dirá a mi mamá? ―preguntó la menor cansada de la misma rutina, viendo en otra dirección como un grupo de adolescentes entraba a la tienda.
―Tu madre tendrá que hacerlo pequeña ―comentó la mayor observando de reojo a la pareja―. Arthur es... es buen chico, pero suele retrasar algunas cosas.
―Mamá no lo rechazó, es algo ―susurró apoyándose sobre el mesón, tuvo que rodearlo para buscar su libreta―. Si mi mamá lo acepta... ¿Arthur será mi papá?
―¿Te molestaría eso?
―No ―dijo despreocupada―. Arthur me cae bien, mamá lo sabe y creo que él también, le tengo mucha confianza.
La mayor que la acompaña acarició su cabello, la menor sonrió por ello y volvió a ver al grupo que llegó, se quedaron en una mesa mientras conversaban.
