Ella era joven e inexperta cuando lo conoció. Alto, guapo, seguro y encantador. Dueño de una sonrisa traviesa que le hacía doblar las rodillas. Para ella fue amor a primera vista. Para él solo fue una aventura en su viaje de vacaciones.
Ella se entr...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
NUEVAS OPORTUNIDADES
"Y de repente, sabes que es hora de empezar algo extraordinario y confiar en la magia de los nuevos comienzos".
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Después de aquella horrible noche, en que perdió a su bebé, Mariana, ha intentado ahogar y superar de algún modo su tragedia, entregándose a la oración. Pide alivio, perdón y aceptación y es así, como poco a poco va encontrando sosiego a su alma atormentada.
Sin la ilusión de su hijo y la incertidumbre de lo que pasó realmente, se integra a las labores del monasterio, adopta voluntariamente su papel de novicia y empieza a contemplar la posibilidad de tomar los votos y nunca más salir de ahí.
Ha empezado a disfrutar el encierro, la falta de emociones, la pasividad, la monotonía desprovista de pasiones que solo conllevan al dolor, perdidas y sufrimientos. Al contrario, ahora para ella, es un refugio donde alberga y enclaustra su dolor. Una prisión agradable que la aleja y la protege de un mundo al que ya no sabe si quiere regresar.
Disfruta de la soledad, de las horas de silencio, de los ensayos de piano después de las oraciones vespertinas; de la esperanza y la paz que le brinda la oración.
Al principio, invertía toda su energía y tiempo en sus quehaceres en un intento desesperado por mantener su mente ocupada, ansiando no pensar, no sentir, pero con el paso de los meses ha hecho de aquella rutina, su modo de vida, su diario vivir.
Día a día y ahora presentando una mejor actitud de sumisión, obediencia y disposición, se gana el afecto de las religiosas y de las novicias. Llega a ser muy estimada y apreciada incluso por la madre superiora, tanto que al final, logra convencerla de sacar a Tomasa de las celdas de castigo y dejarla compartir con todas ellas en las salas comunes.
Pero cuando Mariana vuelve a ver a Tomasa, ya no queda rastro de la jovencita dicharachera, atrevida, entusiasta, irreverente, un poco malhablada y divertida. Ahora es parca, silenciosa, distante, casi inaccesible. Mariana no intenta acercársele más de lo que ella le permite. Entiende perfectamente su situación, la quebraron, la despojaron de su alma libre, ahora solo es una especie de recipiente seco, resquebrajado y vacío, que se mueve y actúa siguiendo instrucciones, solo porque ha entendido que obedecer y acatar es la única forma de sobrevivir.
