Capítulo 29. ME SIENTO EN CASA

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Las invito a que escuchen la canción: Can't Help Falling in Love de Elvis Presley, mientras leen el capítulo

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Las invito a que escuchen la canción: Can't Help Falling in Love de Elvis Presley, mientras leen el capítulo.

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Bañado, cambiado y perfumado, acude a la cita con su esposa. No recuerda un instante antes en su vida en que se haya sentido tan emocionado y anhelante, como lo está en ese momento. Daniela para él, definitivamente es, una cajita de sorpresas, lo mejor de todo, es que son sorpresas que le agradan y mucho.

Todo este tiempo ha sido un verdadero descubrimiento. La mujer que consideraba infantil e inmadura resultó ser fascinante, inteligente, de conversación fluida e interesante, sobre todo, llena de una candidez y calidez particular que le resulta abrumadora. Muere por tenerla entre sus brazos más tiempo del que ella se lo permite, quiere ir más allá, explorarla, saborear cada uno de sus recovecos, despertar en su piel femenina e inexperta el deseo, la pasión y que juntos se quemen en el delirante fuego que lo consume cada vez que la tiene cerca, cada vez que la abraza, cada vez que la besa.

Pero ha aprendido a ser un hombre paciente, lo que hace que ese momento, ahí, frente a la puerta de su alcoba, sea mucho más especial.

Entra en la habitación. Está a oscuras, alumbrada por las dos lámparas que están a cada lado de la cama, cada una sobre una mesita de noche. Por todo el lugar está esparcido un delicado aroma a jazmines, muy parecido al perfume que ella usa. Se escucha música suave, con volumen moderado, la tonada es agradable, casi seductora.

Se detiene a mitad de la alcoba y ve la puerta del balcón abierta. Camina a paso moderado con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón.

La encuentra, tal como le prometió, en el balcón. Está recostada de espaldas sobre el barandal y tiene las manos apoyadas sobre la madera. Va subida sobre un parte zapatillas altas, de color perla, que capta de inmediato su atención. Está vestida de blanco, con un sencillo vestido de tela suelta que se ajusta de maravilla a su delicada figura. Lleva suelta su larga y lisa melena, tan negra como la noche que envuelve el firmamento y le cae, sobre su espalda y hombros, como una sedosa manta de terciopelo. Las luces de las farolas externas se reflejan en ella dándole un aire celestial.

INCONFESABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora