Capítulo 26. SOLO TIENES QUE PEDIRLO

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Si me dieran a elegir una vez más, te elegiría sin pensarlo

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Si me dieran a elegir una vez más, te elegiría sin pensarlo.
Es que no hay nada que pensar.

Que no existe ni motivo ni razón para dudarlo ni un segundo.
Porque tú has sido lo mejor que tocó este corazón
Y que entre el cielo y tú yo me quedo contigo.

Canción: Tú de qué vas de Franco de Vita

—Señora Daniela —la llama una de las empleadas

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—Señora Daniela —la llama una de las empleadas.

Está sentada en uno de los jardines leyéndole un cuento a la pequeña Mariela, quien la escucha atenta mientras emite sonrientes gorjeos en su carroza infantil.

—Dime —contesta como siempre, con una sonrisa amable.

—Esto es para usted.

Le entrega una caja cuadrada, envuelta en papel de color negro, adornada con un hermoso y elegante lazo dorado.

—¿Y esto? —pregunta con una sonrisa, un poco extrañada.

Busca la tarjeta. Tiene escrito su nombre con una hermosa caligrafía.

Para: Daniela

Busca la firma, pero solo aparecen las iniciales AD en mayúsculas.

Su corazón da un vuelco, late un poco agitado. Abre con cuidado la caja y en su interior encuentra doce cuadritos rellenos de bolitas de chocolate.

«¿Y esto?». Se pregunta nuevamente aún más confundida. Mira la marca. Son sus chocolates preferidos.

Toma uno en sus manos y liada entre la duda, la curiosidad y el antojo, se lo lleva a la boca, dándole un pequeño mordisco. Su lengua es invadida del más profundo de los placeres. Es tan delicioso y suave que ni siquiera nota en qué momento se lo termina.

Lame sus dedos y se tapa con ambas manos la boca. Inquieta y desconfiada, cierra la tapa.

«¿Qué significa esto?».

INCONFESABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora