«En el abismo caótico, se entrelazan las sombras, un océano de oscuridad donde se pierden los cimientos y se desvanece toda claridad, y en esa negrura profunda, aparece la más perversa maldad».
Es una hermosa, pero calurosa tarde de verano. El ambiente en la hacienda Delvalle es tranquilo y relajante y envuelve todo el entorno. El sol se encuentra en lo alto del cielo, iluminando todo lo que está a su alrededor con su cálido resplandor. Las nubes se ven esponjosas y livianas, de un blanco brillante y puro, con formas cambiantes que parecen danzar en el cielo.
En el aire se siente una brisa fresca y suave, que trae consigo los aromas de la naturaleza. El olor de las flores, la hierba fresca y el perfume de los árboles se mezclan en una fragancia única y embriagadora. El sonido de los pájaros y las abejas zumbando se escucha de fondo, creando una música natural que llena el ambiente.
En medio de tanta belleza, se encuentra Daniela. Toma un poco de aire en uno de los jardines de la hacienda. Disfruta de la fresca brisa que corre por los rosales. Están en pleno verano y el calor es agobiante. Deja que Mariela y Esteban jueguen a sus anchas corriendo de un lado para otro. Un rato después se les une Alejandro. Los tres chicos se han convertido en muy buenos amigos. Daniela aprecia mucho a Alejandro, le ha tomado un gran cariño y para el chico, el sentimiento es recíproco.
Ella alterna su estancia entre la hacienda y la Gran Ciudad. Alfonso, su esposo, es ahora un importante político que, por su cargo, debe permanecer la mayor parte del tiempo en la ciudad. Así que ella pasa, una temporada en la ciudad, y luego trae de regreso a los niños a la hacienda.
Ese día, observa con detenimiento a Alejandro y lo nota con más claridad. Desde hace mucho tiempo lo ha percibido, pero desde su última estadía, le resulta más evidente. Ha notado en Alejandro rasgos muy definidos y característicos de una de las familias más importantes de la región: Los Gandaela. Para ser más precisos, su enorme parecido con Gregorio Gandaela.
La duda la invade. Las sospechas no le permiten un instante de paz. Mariana le ha contado cómo perdió a su hijo. Cómo supuestamente nació ya muerto, pero su corazón de madre le grita que no es cierto, que su pequeño vive y Daniela comienza a sospechar que sí, que su hijo está vivo y más cerca de lo que ella se imagina.
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INCONFESABLE
RomanceElla era joven e inexperta cuando lo conoció. Alto, guapo, seguro y encantador. Dueño de una sonrisa traviesa que le hacía doblar las rodillas. Para ella fue amor a primera vista. Para él solo fue una aventura en su viaje de vacaciones. Ella se entr...