Capítulo 27. UNA BATALLA PERDIDA

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"Hasta las cicatrices bien curadas vuelven a doler de vez en cuando"

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"Hasta las cicatrices bien curadas vuelven a doler de vez en cuando".

Gustavo ojea una y otra vez el grueso y enorme libro que tiene sobre la mesa

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Gustavo ojea una y otra vez el grueso y enorme libro que tiene sobre la mesa. Intenta concentrarse en la lectura. Tiene examen de Argumentación Jurídica al día siguiente y es poco lo que ha podido memorizar y analizar, ni un solo apunte ha logrado sacar. Pasa y pasa las páginas del complejo libro, pero las letras se le desfiguran, se le distorsionan, se le desdibujan.

Solo se necesita un pensamiento. Un segundo. Una caricia. Un cúmulo de pequeñas cosas que se van sumando una tras otra, hasta convertirse en algo más grande. Pero que sigue siendo una sola cosa. Y esa única cosa basta para cambiar toda su vida.

Y lo hace de un modo irreparable.

Ya ha pasado mucho tiempo desde que todas esas pequeñas cosas se sumaron por primera vez y lo llevaron a que se enamorara de Berenice. Hace mucho tiempo que sintió el dulce aleteo del primer amor seguido del suave impacto del enamoramiento y luego, esas cosas, las que más le importaban, se desmoronaron y lo lanzaron de cabeza en el oscuro y tenebroso abismo de la depresión.

—Berenice está de regreso en el pueblo —le dice su hermano, unos días antes—. Hablé con ella, me la encontré de casualidad en la plaza central y me saludó. Me preguntó por ti.

—¿Cómo está? —se atreve a preguntar.

—¿La verdad? —Gustavo asiente—. Está muy hermosa. Y te mandó a decir que, si quieres verla, vayas a la hacienda Delvalle, que te estará esperando —su hermano lo mira con detenimiento y seriedad—. Solo cumplo mi parte al decírtelo. Pero te aconsejo que lo pienses bien.

Cierra los ojos con fuerza. Deja caer su espalda sobre la acolchada silla de estudio y con sus manos se jala un poco el cabello. No sabe qué hacer. Muere por verla. Aunque sea una sola vez.

Cierra el libro y respira profundo.

«No pierdo nada con ir y saludarla. Tal vez si la veo, por fin puedo pasar página». «Cierro el ciclo y sigo con mi vida». Trata de convencerse a sí mismo.

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