D Í A 9

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╰─►En este capítulo hago mención a algunos acontecimientos ocurridos en el primer libro, (Día 5 y 6). Si quieres, puedes ir a releer esa parte.

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꧁ D E J A  V U ꧂


Narra Aidan.

Acomode por sexta vez la chaqueta, estaba nervioso y no iba a negarlo, había estado toda la mañana ansioso porque llegará la hora de verme con TN. La vi caminar en mi dirección acompañada de Julio, sentí una pequeña decepción porque pensé que seríamos solo ella y yo.

—Hola —me sonrió.

—Hola princesa, hola Julio.

—Hola —suspiró—. Cuidala —me apunto con el dedo.

—Julio —TN rió.

—Por supuesto —sonreí.

—Bien, nos vemos mañana —se despidió y se alejó.

—¿Nos vamos?

—Después de ti —le di el paso con una sonrisa.

La feria no era muy lejos de la escuela así que fuimos caminando, había varios chicos que he llegado a ver por el campus y también algunas familias.

—¿Vamos a los carritos chocones? —pregunté y asintió. Nos formamos en la fila.

—¿Qué tal tu primera semana?

—Uhm, bien, supongo —me encogí de hombros apartando la mirada.

—Aidan...

—Ya se que dirás, ¿podemos hablar de otra cosa?

—Está bien —suspiró—. ¿Y tu auto?

—Mejor que nunca, trabajar con los padres de Erick fue una gran ayuda, ¿recuerdas lo que nos dejó barbados?

—¿Cómo olvidarlo? —rió.

—Reforzaron el arreglo y ahora ya cambié el tapiz que estaba un poco mal, también lo pinte —sonreí.

—Es un lindo auto, seguro quedó estupendo.

—Y no te gustaba —rodo los ojos divertida.

—¿Me culpas? Nos dejó varados —yo reí.

—No sabía que fallaría —negué sonriendo.

—Nos toca -señaló nuestro turno—. ¿El Rojo?

—Vale.

Corrimos al carrito rojo y subimos, ella frente al volante y yo a su lado, bajamos la barra protectora y sonrió cuando el juego comenzó.

—¡Ah! —grito cuando dimos el primer choque—. ¡Lo siento!

—¿En serio? —reí—. ¿Te das cuenta que este es el propósito del juego?

—Cállate —rió y volvimos a avanzar.

—¡Pum! —reí cuando chocamos contra un carro amarillo.

—¡Ah! —rió a carcajadas cuando un niño en carrito verde chocó contra nosotros—. ¿Qué tienen los niños en nuestra contra? —carcajeamos.

—Nos odian —negué divertido—. Es nuestro momento de vengarnos.

—Es verdad —sonrió con malicia.

—¡Contra él, mi princesa!

Riendo aceleró y maniobró hasta chocar contra él con fuerza, nosotros aún reíamos pero nos detuvimos cuando el niño comenzó a llorar con fuerza.

Treinta días para enamorarme || 2 || AG [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora