Treinta días para enamorarme || 2 || AG [✓]

D Í A 2 6

꧁ ¿ Q U I E N  E R A  Y O  P A R A  N E G A R M E ? ꧂

Narra Aidan.

Hoy volvería con TN a Boston, su compañía había sido bastante buena, verla llegar al hospital fue aliviante y relajante. Ella había venido solo por mí, porque estaba preocupada por mi y habían pasado tantas cosas estos días con los que me hacía ilusiones pero me guardaré todo hasta que llegue el momento.

Guardaba la poca ropa que traje en mi maleta de hombro, iría a ver a mi abuela antes de ir al aeropuerto con TN. Cerré la maleta justo cuando escuche unos pequeños toquidos en la puerta de mi habitación, abrí viendo a TN con su maleta de igual forma.

—Hey —saludó con una sonrisa—. Tú mamá me dijo que terminabas de empacar.

—Si, termine de hecho.

La deje pasar y yo fui directo a mi escritorio para tomar mi teléfono y mi cargador, los guarde y miré a TN, ella observaba mi guitarra.

—¿Todo bien?

—Si, solo... ¿y si llevas tu guitarra? —sonrió—. Solo es una sugerencia.

—No lo sé.

—La psicología no está peleada con la música.

Tomó la guitarra y me la extendió. Del closet tomé el estuche de la guitarra y la guarde, TN sonreía al ver que si la llevaría.

...

Baje junto a TN del taxi y entramos al hospital directo a la habitación de mi abuela. Una enfermera nos sonrió cuando entramos, le habían llevado la comida a mi abuela.

—Mi niño esmeralda—mi abuela sonrió—. ¿Cómo estás?

—Estoy bien, ¿cómo estás?

—Con ganas de irme ya —bufo—, nunca me gustaron los hospitales —la mirada de mi abuela se fijó en la chica junto a mi—. ¿TN? Pero niña, mira que grande y hermosa estas.

—Hola abuela Gallagher —TN le sonrió.

—La última vez que te vi eras una niña, mírate, una jovencita preciosa, ya veo porque traes a mi nieto babeando todo el tiempo —TN se sonrojo.

—¡Abuela!

—¿Qué? Es verdad —ella rió—. Que gusto verte, linda. Y que bueno que acompañaste a mi nieto.

—Somos amigos, no podía dejarlo solo en algo así —le dijo con una leve sonrisa avergonzada.

—Amigos, claro, claro —a mi abuela le divertía esta situación—. ¿Ya están listos para volver a Boston?

—Si, nuestro vuelo sale en dos horas —me acerqué a ella—. Volveré en acción de gracias, pero llámame si necesitas algo y estaré frente a tu puerta tan rápido como pueda.

—Mi niño esmeralda, no te preocupes, tus padres estarán al pendiente y ahora esa enfermera que contrataran —me tomó de la mano—. Estaré bien, no te preocupes.

—Claro que me preocupo —bese su frente—. Llamame, ¿si?

—Lo haré.

—Entonces, nos iremos, no quiero que perdamos el avión —volví a besar su frente—. Te quiero.