꧁ A É L S I ꧂
—Se supone que el príncipe salva a la princesa, no al revés —Julio rió—. Rescataste a tu príncipe.
—Número uno, él no es mi príncipe y número dos, las princesas también salvamos príncipes —me crucé de brazos.
—Si, sobre todo a los que son noqueados con un balón —volvió a reír.
—Deja de reírte, me asuste mucho cuando vi que se desmayó —fruncí el ceño y apreté más mis brazos a mi cuerpo.
—Ya, está bien, pero me parece muy divertido que fuera noqueado por un balón de fútbol —lo miré mal.
Nos detuvimos en la puerta principal de la Universidad, iríamos al asilo con Thomas, aún que él nos vería allá, sólo esperábamos a Aidan para irnos los tres.
—Hablando de él —Aidan venía con una sonrisa.
—Hola princesa, hola Julio.
—¿Cómo te sientes?
—Estoy bien, tranquila, ni siquiera me ha dolido la cabeza —sonreí.
—Bueno, verificado que el princeso está bien, ¿nos vamos? —Julio señaló la puerta—. El autobús no se toma solo.
—Vamos en mi auto, será más rápido.
Fuimos al estacionamiento, Aidan abrió para mí la puerta del copiloto y él fue a su lado en el piloto, Julio entró después en los asientos traseros y asomo su cabeza entre los asientos.
—A mi no me abrió la puerta —reí.
—Es porque siempre lo tratas mal —dije y Aidan rió ligeramente.
—Es que no me termina de agradar.
—Pues tú me caes muy bien, eres sincero —Aidan se encogió de hombros y arrancó.
—Vamos cerca del muelle —Julio se sentó correctamente.
La radio sonaba con música de moda y en algunas partes, Aidan cantaba en un volumen muy bajo y me hacía preguntar cómo sería su voz al cantar.
Recuerdo que de niños y cuando aún éramos amigos, amábamos la clase de música porque quizá yo no tenía talento musical, pero él mostró una gran habilidad para la guitarra y el piano; a veces nos sentábamos en su patio trasero y él practicaba guitarra mientras yo me quedaba escuchándolo, me gustaba ver de primera sus avances y solía aplaudirle cada que mejoraba, yo era su público y él me regalaba conciertos.
Aún cuando nos alejamos, recuerdo verlo por los pasillos de la escuela con el estuche de guitarra en el hombro y a las chicas murmurar sobre lo talentoso que era, también la calle de casa se inundaba todas las tardes de los acordes de su guitarra, pero un día simplemente dejó de llevar el estuche y la calle de tener su música. No volvió a tocar.
¿Qué te pasó, ángel?
…
Llegamos cinco minutos después de las tres, nos habíamos atorado en el tráfico por lo que entramos corriendo a la recepción para que nos dieran nuestros gafetes y registraran, Thomas nos vio y se acercó a nosotros.
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Treinta días para enamorarme || 2 || AG [✓]
Teen FictionTrilogía: Todos nuestros días juntos 1. Diez días con ella 2. Treinta días para enamorarte 3. ---- _____________________________________________ ¿Enamorarte de alguien en un mes es posible? ¿Qué se necesita para enamorarte? Quizá nada o quizá tod...