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꧁ I D I O T A  L I N D O ꧂  


Maratón 3/3    

A mi madre casi le dio un infarto cuando me vio entrar a la casa la noche anterior, Aidan había explicado todo y mis padres lo invitaron a cenar con nosotros. Mamá estaba feliz porque me tendría al menos un día en casa, volvería junto a Aidan el lunes por la mañana.

Hoy no acompañé a Aidan al hospital, fue solo mientras yo vine mediodía a la cafetería. Sasha estaba conmigo mientras en mi teléfono teníamos una vídeo llamada con el resto de los chicos, claro, sin Aidan. Sofi y Elías estaban bajo un árbol del campus, Julio recostado en su cama y Erick comía en su habitación.

¿Entonces la abuela está bien? —preguntó Erick después de tragar.

—Si, pero necesitará cuidados. Los padres y tíos de Aidan contrataron una enfermera de tiempo completo.

—A la abuela Gallagher seguro le encantó la idea —dijo Sasha con sarcasmo.

—La conoces bien —rei—. Se negó a tener una, pero no era negociable y Aidan la convenció.

Bueno, al menos salió bien —Sofía sonrió—. Y ambos visitaron a sus familias.

—Si, a mamá le gustó la idea de que estaré hasta el lunes y yo aprovecho para tener un poco de dinero extra —sonreí.

Pues suena genial, ya cuando vuelvan hablaremos bien con Aidan —Elias suspiro.

Por favor TN, dile que le llamare luego.

—Claro, Erick.

Gracias.

Erick sonrió, todos nos despedimos y poco a poco todos se desconectaron dejándome con Sasha y Julio, o mire a él.

—¿Has hablado con él?

¿Thomas?

—Si.

Hablamos, sí. Trato de persuadirme de que intentara convencerte de salir con él y dejaras a Aidan, me negué, quizá Aidan no me cae del todo bien pero tú eres mi amiga y si ese chico te hace feliz, yo te apoyo le sonreí—. No le gusto mucho que me negara, pero es su problema.

—Gracias —susurré.

Te veo el lunes —sonrió.

Miré a Sasha y ella suspiró con una sonrisa, no le dije nada más y fui a atender algunas mesas.


...


Aidan había pasado por mi cuando regresó del hospital, yo solo trabajaria medio día, así que fui con él a su casa. Entramos a su habitación y se dejó caer en su cama con cansancio, me senté a su lado en la orilla de la cama, me miró y le sonreí.

—¿Estás bien? —pregunté.

—Si, lo estoy —susurró—. Gracias por estar conmigo, significa mucho.

—Te lo dije, no podía dejarte soló.

—Espero no causarte problemas con Thomas —me dio una sonrisa triste.

—¿Thomas? ¿Por qué tendría un problema con él?

—Sales con él —susurró.

—Sólo me invitó a una cita, no salgo con él y... no acepte su cita con él.

Treinta días para enamorarme || 2 || AG [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora