E X T R A I I

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꧁ E X T R A I I ꧂  

El odioso al que le entregué mi corazón.


1 de Octubre.

Narra Sasha.

Colgué la vídeo llamada con TN, era primero de Octubre y por fin ella y Aidan estarían juntos. Estaba sinceramente feliz por ambos, Aidan ha estado enamorado de ella desde hace años y se que ella también, aunque lo negara.

Me mire al espejo, ajuste el vestido que llevaba y me retoque la máscara de pestaña y trate de sonreír. Tomé el pequeño bolso para guardar mi teléfono y salí rumbo a la sala donde encontré a papá.

—Tan hermosa como siempre —me beso la frente—. ¿Cómo estás?

—Con el corazón sensible —murmuré.

—Es un idiota que se lo pierde.

Papá me regaló una cálida sonrisa y no dude en abrazarlo. Le había contado como estando bajo los efectos de las margaritas de la tía, había confesado lo que sentía al odioso de Erick y el cómo ignoro mis mensajes.

Papá no dudo en decirme que me pusiera bonita porque saldríamos a curar mi mal de amores con una rica comida. Salimos de casa rumbo a nuestro restaurante favorito y nos sentamos en nuestra mesa de siempre.

—Señor Montenegro, que gusto verlo —saludó la mesera—. Que les traigo hoy.

—Lo de siempre para mí —papá me miró.

—También para mí.

—En seguida —sonrió yéndose.

—Aquí le pedí a tu madre ser mi novia —sonreímos con nostalgia.

—Y también que se casara contigo.

—También me dio la mejor de las noticias, que sería padre —tomó mi mano.

—La extraño.

—También yo.

Ambos sonreímos y empezamos a hablar de otras cosas hasta que la mesera trajo nuestra comida y el vino, papá y yo brindamos para empezar a comer.

—Nunca aceptes menos amor del que mereces recibir ni menos del que darás tú. Quédate con quien te motive y aspire a lo mismo que tú, no que busque detenerte y estancarte.

—Nunca aceptaré menos, te lo prometo —sonreí.

—No, a mi no, prometelo a ti.


...


Papá estaba dispuesto a consentirme tanto como fuera necesario para olvidarme de el idiota de Erick. Me propuso mirar películas todo el día y no pude negarme a ese plan, con un pantalón de pijama colgado, una playera vieja de papá, sin maquillaje y las lentes de contacto para ponerme los lentes de pasta porque si no, no vería nada. Me até el cabello en un moño mal hecho y baje a la sala, me senté con papá a comer palomitas y ver películas, quizá llevábamos tres o cuatro películas.

—No entres ahí —dijimos al mismo tiempo.

Pegue un pequeño brinco cuando la protagonista estúpida de la película de terror grito coincidiendo con el sonido del timbre de casa.

—Yo iré —puse pausa a la película.

—Bien, yo iré por más palomitas.

Papá tomó rumbo a la cocina y yo a la entrada, tomé una última palomita bañada en salsa y unas gotas callejón en mi playera manchando la. Abrí la puerta quedándome congelada al ver a Erick de pie en el umbral de la puerta.

Treinta días para enamorarme || 2 || AG [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora