Capítulo Cinco

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Harper

En el preciso instante en que hice clic en enviar, otro correo electrónico titulado "urgente" de un remitente llamado Bárbara Moreland apareció en la esquina de mi pantalla. Más tarde me maravillaría por la extraña coincidencia de todo, pero en ese momento no tenía ni idea de quién era. Yo sólo pensaba que se trataba de un cliente.

Toda la diversión que sentía de momento se esfumó y mi pequeño plan de sexo oral indebido bajo el escritorio de Ryan se desmoronó por completo. Quedé helada cuando leí todo mensaje escrito en letras mayúsculas, estaba en estado de shock.

«¿TE HAS DIVERTIDO COGIÉNDOTE A MI HOMBRE?

¿ADIVINA QUÉ, ZORRA? ESTOY EMBARAZADA, TENDRÉ UN BEBÉ DE RYAN. ¿POR QUÉ NO TE BUSCAS A TU PROPIO HOMBRE, CERDA ASQUEROSA? CONSIGUE ALGO DE MORAL Y CLASE, PERRA. Y NO VUELVAS A TOCAR A MI HOMBRE.

BÁRBARA».

Las palabras flotaban ante mis ojos atónitos, tenía que ser una broma de mal gusto. Ojalá hubiera sido el enfermizo sentido del humor de alguien, pero no. Sentí cada palabra como una ponzoña que me atravesaba la piel, infectando mi carne y envenenando mi sangre.

Sin aliento, miré la foto escaneada de un ultrasonido adjunto al mensaje. Su nombre aparecía en la foto, "Bárbara Moreland" y había sido tomada hace tres días.

Ryan tenía novia.

¡Oh mierda. Tenía una novia y estaba embarazada!

Sabía cómo se sentía cuando mi mundo se desmoronaba a mi alrededor, por dos hechos de mi pasado. Cuando mis padres anunciaron su divorcio y cuando la abuela murió. Pero ese correo electrónico... fue como un nuevo nivel de destrucción. Estaba en un trío y ni siquiera lo sabía. De alguna manera me había convertido en la otra mujer, en esa criatura que roba a los hombres de otras mujeres. ¿Yo? Justo cuando pensaba en llevar las cosas al siguiente nivel con Ryan, descubrí que es un desgraciado.

Confiaba en él y resultó ser el peor. Pensar en todas las mentiras de Ryan me dolía.

¿Cómo podía acostarse en la cama conmigo, besarme, mirarme a los ojos y decirme lo importante que era para él? ¿Cómo tenía relaciones sexuales sin protección con una mujer que enviaba correos electrónicos así?

Gracias a Dios, siempre usábamos condón.

Me miré mis manos que temblaban de la ira, era un detestable mentiroso. Todos esos momentos juntos no significaban nada, no había manera de que pudiera quedarme en mi escritorio por el resto del día fingiendo que no sabía nada de ella cuando todo lo que quería era ir hasta su oficina y partirle la cara.

¿Cómo se atreve? ¿Cuánto tiempo de embarazo llevaba Bárbara?

El hecho de que ella supiera de mí y yo no supiera de ella, significaba que había estado en la foto todo este tiempo.

Levanté la cabeza y miré alrededor. Todos tenían sus cabezas gachas, absortos en su trabajo. Necesitaba ser profesional en esto.

Tranquila, Harper, no eres la primera tonta en ser engañada. Mantente profesional. No hay necesidad de arruinar tu carrera por ese idiota.

Respiré profundo tres veces, necesitaba mantener la calma, tenía que ser profesional en esto. Podía jugar este juego. Pero tres respiraciones obviamente no fueron suficientes porque mi sangre seguía hirviendo.

Danna asomó su cabeza en el borde de mi cubículo.

—¿Qué? —Gruñí yme di la vuelta para mirarla.

Sus ojos se abrieron de par en par.

—Nada, no importa —murmuró y se escabulló.

Tomé otras tres respiraciones.

—Cálmate, Harper. Has trabajado mucho y muy duro en esta compañía. En unos meses saldrás de este cubículo y tendrás tu propia oficina de cristal, no puedes poner en riesgo tu posición en este momento. Oh no, no, no, no. Ningún puto hombre vale eso —me dije.

Tres respiraciones más, lentas y profundas.

Pero, no. No podía ser profesional en este punto. Necesitaba hablar con ese imbécil o explotaría. Me levanté de la silla y me temblaban las piernas, en realidad, todo temblaba, incluso mis entrañas. Me ardía el estómago.

Tomé otro respiro profundo.

Aún tenía mi desayuno en el escritorio. Definitivamente no valía la pena perderlo, menos por culpa de Ryan. Había pagado mucho por ese sándwich y si iba a perderlo preferiría que fuera embarrada en su camisa. Dirigí mi mirada automáticamente en dirección a su oficina. Ryan me hizo señas con la mano y me guiñó un ojo.

¡Bastardo mentiroso!

Tenía más descaro del que pensaba así que le devolví el saludo. Saqué mi teléfono celular de mi bolso, me enderecé la falda, y con la cabeza en alto, caminé junto a las oficinas de vidrio de camino hacia los baños. Cuando pasé por su oficina, fingí que recibía una llamada y actué como si estuviera completamente concentrada en mi falsa conversación telefónica.

Cuando llegué al baño, todo mi cuerpo estaba tenso y encrespado. ¡Wow! Nunca antes me habían engañado de esta manera. Me paré frente al espejo y me miré, que asombroso es ver cómo me veía tan normal por fuera, cuando por dentro estaba totalmente destruida. Llamé a mi mejor amiga, Marie, siempre era la primera a quien llamaba cuando pasaba algo importante. La chica podría estar en medio del mayor negocio de su vida, pero estaría dispuesta a dejarlo todo si yo la necesitaba. Y yo haría lo mismo por ella.

—Siento molestarte en el trabajo —le dije—. Pero todo se fue al diablo aquí.

—¿Por qué? ¿Qué pasó? —preguntó en un susurro.

Que estuviera susurrando, significaba que tenía personas al lado.

—Ryan tiene una novia y está embarazada.

—¿Qué? ¡Esa basura! —gritó, luego se escuchó un respiro profundo, y volviendo a caer en un susurro pero esta vez un poco frenético, añadió—: Ese maldito infiel, sabía que no era bueno. ¿Cómo te enteraste?

Podía oír sus pasos, seguramente estaba saliendo de su oficina.

—Ella me envió un correo electrónico con todas las palabras en mayúsculas —respondí, mi voz aún temblaba de asombro.

—Oh. Dios. Dios. Quiero verlo, envíamelo —exigió con su voz normal.

—¿Marie?

—¿Qué? Me encantaría ver cómo es un email de una novia engañada con mayúsculas.

—Esto es serio. Estoy tan enfadada que tengo ganas de matarlo.

—Um... vale. ¿Qué vas a hacer?

—Enfrentarlo.

—¿Qué? ¿Cómo? ¿Ahora? —Preguntó incrédula.

—No, el año que viene. Por supuesto que ahora.

—Creo que es mejor que esperes hasta la hora de salida —me sugirió y su tono sonaba en serio.

—No creo que pueda durar tanto. Voy a explotar.

—Entiendo, pero debes esperar. Necesitas tu trabajo, Harper. Que se joda ese idiota, no te merece y definitivamente no vale la pena perder tu trabajo por él.

—No, voy a enfrentar a esa rata mentirosa ahora mismo —grité.

—¡No! —Me devolvió el grito y continuó—. Si lo haces, las cosas se van a poner tan incómodas que quizás termines sin trabajo.

—Como sea —dije.

—No lo hagas —me advirtió, pero colgué la llamada y me abrí camino hacia la oficina de Ryan.

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Volví con otros cuatro capítulos!! Espero les guste!!

Del engaño al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora