Harper
—¿Crees que es un imbécil? —le pregunté a Morgan
—¿No es así?
—Un poco, pero tal vez puedas controlar tus emociones —susurré.
Miré alrededor para asegurarme de que no nos oyeran por casualidad, pero nadie nos prestaba atención. Todos estaban demasiado ocupados teniendo un tiempo fabuloso para escuchar nuestra conversación.
Levantó una ceja.
—¿A qué te refieres?
—Al desprecio. Se siente en cada palabra que le dices.
Se rió.
—Está bien, jugaré limpio. Pero se lo merece, por idiota.
Ambas aceptamos champán que nos ofreció un camarero con una bandeja de plata equilibrada en una mano.
—¿Por qué piensas eso? Sólo por curiosidad. ¿Cómo lo describirías? —pregunté intrigada.
Sus ojos se entrecerraron ante la duda.
—¿Por qué siento que me estás tendiendo una trampa o probándome?
—Oh, es totalmente una prueba.
Quería saber más sobre Morgan, cómo pensaba, cómo se veía el mundo desde su perspectiva.
Puso los ojos en blanco, pero respondió de todos modos.
—Apostaría lo que fuera a que empezó a salir con ella porque hacía felices a mamá y papá. Es hermosa, no me malinterpretes, pero aun así, aunque pareciera la parte trasera de un autobús igual le habría pedido que se casara con él.
Eso dolió.
—Es hermosa, ¿no?
—¿Estás celosa?
—No —dije inmediatamente—. ¿Por qué iba a estarlo?
Sonrió.
—¿Qué más dije después de eso?
Parpadeé.
—¿Dijiste algo más?
Sus ojos se suavizaron y tocó mi nariz con su dedo índice.
—Sí, lo hice. De todos modos, ella no es lo que él realmente quiere, aunque podría ser lo que necesita, alguien que lo domine y le diga qué hacer y cómo hacerlo, ya que él no puede tomar una decisión por sí solo.
—¡Oh! ¿A quién querrá realmente?
No pude evitar preguntarlo, mi orgullo herido necesitaba oírlo.
—A ti.
Su voz había bajado una octava. Me dije a mí misma que el latido entre mis piernas era sólo por el efecto del champán.
Me puso un brazo alrededor de la cintura y la dejé hacerlo, se suponía que era mi novia falsa por esta noche.
—Pero él perdió porque ahora yo te tengo.
—Ahora estás yendo demasiado lejos —murmuré, sonrojándome furiosamente.
—No, no lo estoy. Tenemos público —susurró.
Me quedé sin aliento.
—¿Lo tenemos?
—Absolutamente —dijo, con una sonrisa que estoy segura hizo bajar mis bragas.
—Ahora sería un buen momento para actuar como si estuvieras loca por mí.
Actuaba totalmente natural y tenía sus brazos alrededor de mi cintura, acercándome más a ella. Me enfoqué en seguirle la corriente, después de todo, estábamos jugando un papel juntas. Para mí era difícil no actuar como una imbécil nerviosa cuando sentía su cuerpo apretado contra mí. ¿Ryan nos estaría mirando?
Miré fijamente los hermosos ojos de Morgan y me mojé los labios.
—Si sigues haciendo eso, voy a tener que llevarte al baño y cogerte hasta que grites, así no habrá dudas de que soy tu novia.
—Oh, eres tan romántica —murmuré.
Una parte de mí jugaba a sentir que todo esto era real, que éramos pareja, coqueteando y divirtiéndonos.
Me besó la frente y su boca permaneciendo allí por un breve instante.
—Sabes a maquillaje.
Su aliento era fresco y olía a champán.
—¿Crees que tengo este aspecto impecable naturalmente?
—Me gustas mucho sin la lamida de pintura.
Agitaba las pestañas.
—Oh, Srta. Gibs, usted dice las cosas más bonitas.
—Y usted, Srta. Phelps, está buscando problemas.
Me mordí el labio. Me excitaba la idea de tener problemas con ella.
—Estabas en medio de describir a Ryan cuando nos interrumpieron —dije, con voz ronca.
Sus ojos perdieron su brillo.
—No hay mucho más que decir sobre él. No tuvo las pelotas para romper con ella y aprovecharte cuando te tenía. Ahora que está embarazada, le espera un futuro previsible con ella, aún y cuando el matrimonio se acabe, porque probablemente será así.
—Vaya. Eso es muy triste.
Puse una mano en su pecho siguiendo la corriente del asunto. Yo era su novia falsa, aunque la verdad era que me gustaba tocar el acero caliente. Sentí el latido de su corazón bajo la punta de mis dedos. Podría acostumbrarme a la estafa de las relaciones falsas si eso significaba poder tocarla así.
—No estarás sintiendo pena por él, ¿verdad? —Frunció el ceño.
—¿Ahora mismo? No. Me engañó y me usó. No merecía que me mintiera de esa manera, pero aun así no puedo enfadarme por el curso de los hechos, porque esquive una bala con esta.
Y no estaría allí con ella, con su brazo en mi cintura y su cara perfecta tan cerca de la mía. Era tan buena actriz que si nos viera desde el otro lado del salón, juraría que realmente éramos una pareja de novias.
Diablos Morgan, ¿sabes lo bien que hueles y cuánto quiero quitarte ese vestido ahora mismo?
Sonrió suavemente.
—Supongo que lo hiciste y me alegra haber estado allí para ti cuando ocurrió, aunque eras una borracha inconsciente.
Jadeé y estaba a punto de lanzar una réplica cuando una voz masculina irrumpió.
—¡Sabía que eras tú!
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Del engaño al amor
RomansaEl destino se encarga muchas veces de unir a las personas de la maneras más alocadas posible. Harper Phelps descubrirá que el amor de su vida se encuentra a una puerta de distancia pero las mentiras y engaños van de la mano con esta relación. Por s...