Capítulo XV: Anna iba a luchar por Belle.

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❌❌ATENCIÓN DE CONTENIDO SENSIBLE EN EL CAPÍTULO❌❌

ANNA.

Pensé que jamás iba a volver a sentir ese dolor, que jamás iba a revivir lo que pasó ese diez de mayo, pero ahora siento los cortes de las espinas como si fuesen del cuchillo afilado.

La cabeza me empieza a dar vueltas, el corazón me late tan fuerte que lo puedo escuchar en mis oídos, noto unos brazos alrededor, pero me alejo asustada, el aire entra y sale de mi organismo a un ritmo vertiginoso.

—An... cielo— Abe vuelve a acercarse a mí, pero me vuelvo a apartar, mi cuerpo no aguanta más.

—Solo... yo...—caigo rendida al suelo en sus brazos.

—Anna, Anna— me acurruca en sus brazos y empiezo a llorar de una forma tan desconsolada que dudo que mis ojos puedan soportar tanto llanto.

—Esa noche Abe, desde esa noche, creo que no puedo más, no quiero poder más, porque por más que busco y busco no encuentro nada, y me ahoga esa sensación de saber que me pueden matar en cualquier momento— intento tranquilizarme por quinta vez, pero no puedo, ¿por qué ahora? ¿Por qué ha tenido que volver hoy? Se ve que no tuvo suficiente con marcarme para siempre.

—Me estás matando, ¿qué pasó esa noche?— me giro y lo miro directamente a los ojos, sus iris brillan en la oscuridad, y me recuerda a ese azul brillante.

—Prométeme que nadie va a saber de esto nunca y que no va a cambiar lo que somos— me lleva una de sus manos a su corazón y lo siento palpitar de una forma tan rápida que veo la posibilidad de que explote.

—Te lo prometo— asiento y cojo aire.

—El diez de mayo del año que cumplía doce años pasó algo que nadie debería de vivir, que no le deseo ni a mi peor enemigo..., mi padre era policía y tenía que viajar de estado constantemente, cuando se iba "el hombre malo" venía por las noches, mi yo ingenua lo llamaba así porque venía y pegaba a mi madre y abusaba de ella, así que para mí siempre ha sido el hombre malo— hago una pausa para coger aire y fuerzas porque no creo que pueda aguantar mucho más sin volver a llorar—, esa noche mi padre no estaba, sobre las diez de la noche mi madre me llevó a la cama, a mi habitación, que estaba en el segundo piso, desde las escaleras se veía el salón, cuando se sentó a mi lado le pregunté "mami, ¿hoy viene el hombre malo?" Y ella me dijo "sí Belle", todos me llamaban así entonces, "pero tú cuenta elefantes hasta que te duermas y tápate los oídos", me dijo casi llorando y con la voz rota, me dio la mano temblorosa y yo me dormí, pero sobre las doce de la noche empecé a escuchar ruidos en la planta de abajo, y me levanté de la cama, me dirigí a las escaleras, me senté en la parte de arriba donde me aseguraba que no me veían desde abajo, por ese entonces tenía un peluche de elefante, mi animal favorito, sentía protección con él porque era un animal enorme; el hombre de ojos azules pegaba a mi madre y ella gritaba, cada grito era un atisbo de muerte en mi interior, que me hacía llorar en el silencio de la escalera, que me hacía tener pesadillas, que me hacía querer matarlo. Decidida me levanté y bajé la escalera a toda prisa, cogí un cuchillo de la cocina y se lo clavé en la pierna, él gritó lo más fuerte que pudo y se giró rabioso hacia mí, mi madre chilló, nunca había oído un grito tan desgarrador como el de esa noche, el hombre se me tiró encima y con ese mismo cuchillo rasgó mi pijama y empezó a hacerme cortes a lo largo de todo el cuerpo gritando "¡Belle, Belle... ¿cómo te atreves?!", mi cuerpo ardía en sangre, él se levantó de encima de mí después de apuñalarme tantas veces como quiso, mi madre estaba atada a una silla, sin ropa casi, llorando y gritando. El hombre se fue cojeando y mi madre consiguió soltarse y llamar a emergencias, yo sinceramente no tenía fuerzas, no las tenía ni para llorar, porque ardía, todo ardía, el suelo se empapaba, y yo sentía mi vida irse por esas heridas, mientras me subían a la ambulancia mi madre me susurraba "Belle, cariño, cuenta elefantes hasta que te duermas, pero por favor no te vayas, no me dejes mi vida"— me falta el aire, pero sus brazos fuertes a mi alrededor me instan a continuar—, no sé cómo sobreviví, solo sé que cuando me desperté mi madre estaba llorando, y ahí las dos juramos no contar nunca nada, todo se iba a quedar como un atraco, entraron a robar a mi casa, y ya está, fueron años y años de no poder ni mirarme al espejo, de odiarme, de quemarme con la mirada, de tener pesadillas y ansiedad, hasta que decidí que iba a luchar por Belle, que Anna iba a luchar por Belle.

Misión Fénix (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora