Capítulo XIX: Nuestra habitación.

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ANNA.

Subimos al avión y Claire se me sienta a un lado, y Em al otro lado, cerca de ella está Brays, el cual le da la mano, ella apoya la cabeza en su hombro.

Abe está sentado frente a mí, con Wyatt a un lado y con Oliver al otro, al lado de este se encuentra Jess.

Una vez despegamos y nos encontramos en el aire, Abe y Escarlatta se levantan para hablar, cuando este se separa de ella lo veo volver a su asiento demasiado cabreado. A mi lado Claire está despierta y demasiado tensa.

—Claire, ¿pasa algo?— se gira directamente a mí.

—Anna, me preocupas muchísimo, de verdad, es que... me da muchísimo miedo que te pase algo en la misión por culpa de que Duque te ponga un caramelo en la boca y tú lo quieras morder, has pasado por tanto...— dice demasiado rápido, como si lo hubiese tenido en la punta de la lengua todo este tiempo, sus ojos están encharcados.

—Chst, Claire, para, no pienso morder ningún caramelo, porque sé que esta misión es más importante que lo que pueda pasar en el exterior, además, he pasado unos exámenes para estar aquí que demuestran que estoy capacitada, porque además lo estoy, y sé que no me va a pasar nada, y que todo esto va a terminar allí.

Ojalá, porque no estoy seguro de que eso sea así.

—Ya pero... joder Anna, estás en su diana, y no quiero que te pase nada— la abrazo y ella rompe a llorar.

—Todos estamos en su diana, Claire, todos, que quiera acabar conmigo no me hace más especial.

En verdad sí.

—Mi hermano ha estado a punto de morir dos veces por culpa de la mafia azul, y no quiero perderte a ti, ya he perdido demasiado por culpa de este hijo de puta— la miro extrañada.

—Entre todos vamos a encargarnos de que todo salga bien— ella asiente y me abraza más fuerte.

—Te quiero mucho An— la abrazo más fuerte y noto una mirada en mi cuello, una mirada que me quema: Abe, está furioso por algo.

—Yo te quiero más, te lo aseguro— nos quedamos abrazadas el resto de viaje, son casi seis horas que hemos dormido abrazadas.

Al bajarnos del avión noto cómo el aire cálido de Bogotá me choca, he sido previsora y me he puesto un top debajo del jersey, todo el mundo sale del avión y bajamos a la pista colombiana.

Unas cuantas personas están de pie frente a nosotros, tienen rasgos sudamericanos, y debido a las chapas y distinciones que llevan en la chaqueta supongo que son los directores, el general y la capitana mayor.

—Teniente Rainhood— me saludan, yo me quedo pasmada, me conocen.

An, estás en la élite, normal que te conozcan, cariño mío.

Estamos en una central internacional, no todas las centrales son internacionales, ya que algunas no tienen ese estándar, por lo que hay veces que dentro de un mismo país —no como Estados Unidos o cualquier país tan grande— puede haber dos o tres, ya que una de ellas se encarga de albergar a soldados de misiones exteriores.

Catalina, Abe, Wyatt, Wesley y Escarlatta se bajan y empiezan a hablar en español con los cargos que nos han recibido.

Cuando terminan se separan de estos y se acercan a nosotros.

—Directora Dahl, general Wesley, capitanes mayores McLaughlin y Wyatt, capitán Moreau, tenientes, para la central de Bogotá es un honor albergar entre nosotros a la élite del mundo, siéntense como en su casa— dice la mujer que sospecho que será la directora.

Misión Fénix (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora