Capítulo XVII: Todo puede ser, todo puede pasar.

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ANNA.

Nada más levantarme había cogido mi portátil el cual estaba abierto, Abe lo había abierto, el cabrón sabía que algo había en él.

Le he puesto nombres y apellidos a mi mayor pesadilla: Carlos Duque. Ahora solo quedaba acabar con él, una tarea demasiado difícil pero no imposible. Tiene a mi madre, y tengo que encontrarla, porque lo que más miedo me da es que la esté torturando para sacarle información sobre mi paradero.

—Gracias capitán— Abe asiente y me ayuda a levantarme. Me encuentro físicamente mucho mejor, había tenido un bajón de azúcar que junto al estrés ha provocado que me desmaye. Emocionalmente no estoy para nada bien, he descubierto mucho en muy poco tiempo y en apenas dos días mi mayor pesadilla ha vuelto.

—Anna, una vez que entras aquí no sales, nunca sales, algún día entenderás el nombre de la misión, vas a descubrirlo por ti misma. Vas a tener que firmar mucho papeleo, y vas a firmar un papel en el que se te informa las consecuencias de todo, y no son ni un uno por ciento de lo que te puede acabar pasando.

—Abe, sé cómo va la mafia— él niega con la cabeza y me levanta la barbilla con dos dedos.

—Anna, nadie sabe cómo va la mafia hasta que no se enfrentan directamente contra ellas, llevo años y años luchando contra la mafia azul, y créeme que mi cabeza está en el punto de mira de todos los cabecillas, por eso no quería...— se retracta y se aleja de mí.

—Por eso no querías que nadie nos viese juntos— asiente levemente y hace un gesto de fastidio cuando Emma entra corriendo a abrazarme.

—¡ANNA!— chilla, yo sonrío ante la cara de asco de Scarlett.

—Emma, ha sido un bajón de azúcar, no una bala en la sien, deja de asfixiarla, iugh— Jess se posiciona a su lado y me sonríe.

—Cállate, deja tu poca sensibilidad para otro momento— la refuta.

—¿Cómo estás?— me pregunta suavemente Jess mientras me da un leve abrazo.

—Físicamente bien— se pone seria y me da la mano.

—¿Y mentalmente?— bajo la cabeza y Emma me coge de la otra mano.

—Nunca imaginaría que esto fuese a pasar, mi madre es lo que más quiero en este mundo, que pase esto otra vez...— escucho como Abe sale de la enfermería.

—¿Qué pasó?— pregunta Scarlett sin cuidado y sin tacto alguno, todas nos giramos a ella y esta misma se encoge de hombros—, ¿qué?

—Joder Scarlett...— la regaña la teniente Clark.

—No pasa nada, esa noche la mafia de Duque entró a mi casa y nos amordazaron a mi madre y a mí, no robaron nada, simplemente nos dieron una paliza brutal y me dejaron marcas por todo el cuerpo— me siento mal al mentirles, pero no puedo decirles la verdad, no estoy preparada para ello.

—Vaya...— susurra Jess—, lo siento mucho An— le sonrío y Em me da un apretón en la mano.

—¿Y Claire?— pregunto con el ceño fruncido.

—Ni idea— Scarlett se vuelve a encoger de hombros y una enfermera viene a quitarme la vía.

Me levanto y me arreglo la ropa, nos han nombrado para que subamos al despacho en el que se llevaba a cabo la misión.

Paso mi placa por el lector, y donde antes ponía "usuario no autorizado", ahora pone "usuario autorizado, teniente Rainhood". Entro y Escarlatta me echa una mirada de aviso, es una mujer de unos cuarenta años, con el pelo negro recogido en un moño y los ojos verdes grisáceos, tiene alguna que otra mancha en la cara y la mandíbula marcada. Lleva unos pantalones de traje y una americana negra con algunas distinciones en ella.

Misión Fénix (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora