Capítulo XI: Lucha

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(La de la foto es nuestra amada Catalina).

ANNA.

Abro los ojos y noto un tubo en mi garganta que me impide respirar, empiezo a toser y llega una enfermera a sacarlo, ¿cuánto tiempo ha pasado? Giro la cabeza y veo a la única persona que quiero ver, Abe está durmiendo en un sillón, es de noche porque a través del cristal puedo ver la luna.

"Cielo, no te vayas", dijo antes de que me quedase inconsciente. Noto punzadas en el abdomen, me levanto la bata y veo un vendaje en la parte superior de mi estómago, y otro en el brazo, el del brazo no lo noto, pero el del abdomen sí, y duele mucho, es enorme.

Me quedo mirando a Abe cuando se mueve y blasfema algo en contra del sillón, se gira y sus ojos coinciden con los míos, se levanta corriendo y se sienta en la cama a mi lado.

—Anna, joder, qué puto miedo he pasado— me mira directamente.

—¿Cuánto tiempo he estado aquí? Siento como si hubiese sido ayer.

—Dos semanas— lo miro asombrada—, has estado en coma dos semanas, y lo raro es que te hayas despertado, nadie pensaba que lo fueses a hacer.

—¿Has estado dos semanas ahí?— digo señalando al sillón, él asiente.

—No es que sea muy cómodo, pero bueno, ¿cómo estás?— se levanta para mirarme al completo.

—Me duele mucho— señalo el vendaje y dos médicos entran, un hombre y una mujer, ella me sonríe y sonríe a Abe, él le devuelve la sonrisa, las piernas se me tensan sin quererlo.

—Buenas noches Anna, somos Catalina Ayers y el doctor Anson, ¿cómo te encuentras? ¿Recuerdas por qué estás aquí?— la mujer rubia habla sacando una tablet.

—Eehmm, me dispararon en el brazo y en el abdomen, y bueno, me duelen mucho las heridas, pero estoy viva— noto una mano sobre la mía y giro la cabeza bruscamente ante el gesto de Abe.

—Anna, no sabemos cómo sigues viva, y cómo lo recuerdas todo, sin duda es algo que no nos ha pasado nunca, va a ser una recuperación un poco lenta, aunque tratándose de ti es posible que en unas semanas estés lista para lo que se te proponga, pero intenta estar unas tres semanas fuera de combate— me informa el doctor.

—Dale las gracias a Abe de que estás viva, porque créeme que si no llega a ser por él no lo cuentas, consiguió salvarte la vida en el coche y luchó por un latido cuando entraste en parada en el quirófano— con lágrimas en los ojos miro al rubio y le sonrío.

—Fuera hay unos agentes que quieren hacerte unas preguntas, pero si no quieres contestarlas no estás obligada— Catalina le lanza una mirada de advertencia al capitán mayor.

—No pasa nada, las contestaré con gusto, gracias doctores— ellos hacen un gesto con la cabeza y salen de la habitación, dándole paso a dos agentes.

Cuando se posan frente a la cama Abe me aprieta la mano, e intento descifrar lo que quiere decir.

—Buenas noches teniente, esperamos que se encuentre mejor, somos los agentes Allison y Bryan del FBI— sacan una libreta.

—Buenas noches agentes.

—¿Dónde están los papeles de la caja fuerte?— preguntan directamente, Abe vuelve a posar su mano sobre la mía.

—La verdad es que recuerdo bastante poco sobre la noche de la misión, y lo poco que recuerdo no tiene nada que ver con ninguna caja fuerte— miento y hago un gesto pensativa.

—Esos papeles son importantes para una investigación— reafirma la agente.

Abe se levanta y los enfrenta.

Misión Fénix (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora