Capítulo XVIII: Capitán teniente Samuel Wyatt.

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ANNA.

Busco a Claire por todos lados pero no aparece, y ya va siendo hora de volver a casa, porque aunque tenga práctica en hacerme maletas para largas estancias, hay que hacerla.

La charla con Catalina curó algo en mí que no sabía que me hacía falta curar, las heridas no han sanado ni creo que lo hagan, pero la fase de aceptación ha llegado, y tengo más claro que nunca lo importantes que han sido para mi vida y para Anna estas cicatrices.

Claire definitivamente no está, salgo de la central y me subo en mi coche. Tengo ganas de ir a Bogotá, porque significaría de algún modo el inicio del fin, aunque hay altas posibilidades de que eso no pase, y en parte me da verdadero miedo lo que me pueda pasar a mí, a mi madre o a... a cualquiera de mis amigos.

Claro que sí, ni tú te crees que es tu amigo.

—Buenas noches Tom— él me hace un vago gesto con la mano mientras que cambia de canal en la televisión que tiene enfrente—. Mañana vuelo, durante bastante tiempo, la casa se queda cerrada, si alguien viene preguntando por mí diles que estoy muerta— despega los ojos de la pantalla y me mira con sorpresa.

—Señorita... ¿está todo bien?— asiento.

—Sí, una misión en el extranjero, trabajo simplemente, pero es muy peligrosa, así que esa es la respuesta que les tienes que dar, que estoy muerta, morí en una misión— él traga grueso.

—Está bien señorita, mucha suerte en la misión, la estaré esperando donde siempre— le sonrío y subo a mi casa.

Al llegar recojo todo lo que hay por en medio y finalmente abro las maletas y empiezo a meter ropa de verano y sobre todo de incógnito. Una vez que termine la misión, si todo ha salido bien y la mayor parte de la mafia de Duque está reclutada van a tener que exiliarme por un tiempo hasta que sea completamente seguro volver. Eso me va a doler tantísimo..., pero es por mi bien que muera para el mundo en un tiempo.

El plan es: ir a Bogotá a planear mi exilio, dar señales de que voy a exiliarme a otro país y con otra identidad para acercar a Duque todo lo posible, cambiar mi identidad una vez ese "exilio" se haya producido y atacar, porque pienso estar en ese operativo. Cuando el operativo termine, si ha salido bien me exiliarán de verdad para acabar ellos con el resto de la mafia azul, a pesar de que no quiero y que voy a hacer todo lo posible para que eso no pase. Si sale mal hay que seguir luchando.

Lo que me tiene pensando es cómo va a llamar Duque mi atención, lo hará con algo relacionado con mi madre, y voy a tener que ser fuerte a esas tentaciones.

Un mensaje en mi móvil hace que me gire en la cama hacia el lado de la mesilla, es Abe: mañana viene él a recogerme.

Le contesto con un "vale", y me giro para dormir. No puedo conciliar el sueño, cada ve que cierro los ojos se me viene a la cabeza las grabaciones de la cámara en la que secuestran a mi madre, sé que Duque no la va a matar, porque me quiere atraer a él con ella.

Suspiro e intento volver a cerrar los ojos.

...

Termino de vestirme cuando vibra el telefonillo de mi casa.

—Señorita Anna, el capitán mayor McLaughlin solicita pasar a su casa— me informa Tom.

—S-sí, dile que pase— cuelgo y termino de arreglarme.

Son las cinco de la mañana, el avión sale de la central a las seis y media.

Abro la puerta cuando la aporrean.

—Buenos días capitán— lleva unos vaqueros oscuros ceñidos, una sudadera negra y unas converse, yo visto también vaqueros y jersey con un chaquetón. Cuando lleguemos a Colombia vamos a morir de calor, pero es que en Nueva York hace ya bastante frío para ser principios de diciembre.

Misión Fénix (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora