Misión Fénix (+18)

Capítulo XXI: Un as bajo la manga.

ABE.

Tengo algo entre manos, algo que mi experiencia y mi instinto me han hecho llevar a cabo. Cuando Escarlatta me ha dicho que por orden de Wesley, Wyatt y yo vamos a compartir liderazgo, todo ha hecho que dude, ¿cómo va un capitán mayor capitanear una misión de la élite? Se lo había comentado a Escarlatta, ella me ha dado la razón, ha intentado hablar con Wesley, y es que según él, el cabrón este se está formando para ser general de la élite, y que dentro de unos años va a ser su remplazo, que por ello ha querido meterlo en la misión, porque quiere saber si se está equivocando o no.

Sinceramente he dejado de confiar en los dos, tanto en Wesley como en Wyatt, y es por ello que yo voy a ser el que lleve el tema del exilio de Anna, y su transformación e identidad, porque solo me fío de unas cuantas personas contadas, y yo voy a ser el único que sepa toda la verdad; bueno, y Catalina, Escarlatta y Oliver, pero es que ellos son la cabeza de todo al igual que yo, y todos opinamos lo mismo.

Salgo a la terraza y me encuentro a Anna apoyada en el hombro de Catalina llorando, carraspeo para que se den cuenta de que estoy ahí.

—¿Podemos hablar?

Catalina se levanta de lado de Anna y cuando pasa por mi lado me da un apretón en el hombro.

—Dime todo lo que me quieres decir— me siento a su lado, pero sin tocarla.

—Eres un puto cretino, me vas a usar como cebo y luego me vas a mandar a la otra punta del planeta, sola, para que no me pase nada, como si yo no me hubiese entrenado lo suficiente como para poder sola con todos esos hijos de puta— suelta con toda la rabia del mundo, su pecho sube y baja, y de vez en cuando sorbe por la nariz.

Miro su perfil a la luz del atardecer de Bogotá, desde lo más alto de uno de los edificios más grandes de la ciudad, es simplemente preciosa.

—Recuerda la historia del Maine, para la historia los estadounidenses volaron su propio barco para iniciar la guerra contra los españoles, pero la verdad sobre el Maine que no todo el mundo sabe es que todo fue un accidente, pero qué pasa, que eso solo lo sabe poca gente, el resto de la gente no sabe la verdad— ella gira la cara directamente a mí, con su ceño fruncido.

—¿Qué quieres decir?— ya no hiperventila. Busco su mano y la cubro con la mía.

—Lo que quiero decir es que cuando te desmayaste en Nueva York, cuando me vino a la cabeza el plan, cuando pasó todo, y la mayoría de la gente me dijo "no la metas porque se va a dejar llevar por sus sentimientos", les dije a todos que no, que tú ibas a participar y que ibas a ser la protagonista, porque eres un eslabón muy importante, el que más diría yo. La primera idea fue decir la verdad, decir el plan tal cual era, pero entonces vino a mi cabeza la historia del Maine, ¿ves toda esa gente?— señalo a los coches y personas que andan por la calle, ella asiente—, pues me apuesto todo lo que quieras que ninguno sabe que el Maine fue un accidente, ¿ves lo tranquilos que viven? Porque les da igual, no lo necesitan para vivir, ¿cuánto tiempo lleva la ciencia ocultando esto? ¿Desde cuándo lo saben? Hemos podido vivir sin saber la verdad. Al igual que la misión se va a llevar a cabo sin que todo el mundo sepa la verdad, porque siempre hay que guardarse un as bajo la manga, porque no sabes quién te va a traicionar, y más cuando es algo de este calibre. Anna, no vas a ser exiliada en ninguno de los casos, porque te necesito en mi ejército— me mira a los ojos, y gracias a la luz distingo puntitos de azul muy oscuro cerca de su pupila, mientras que el resto de su iris es celeste.

—¿Qué?— dice asombrada.

—Que no vas a ser exiliada, no confío en Wyatt ni en Wesley, porque las preguntas que todos nos hacemos tienen la respuesta de "se está preparando el papel de general de la élite, va a ser su reemplazo", eso no me causa confianza, y por ello los cabecillas de la misión excepto Wesley hemos llegado a la conclusión de que lo mejor es tener el as bajo la manga de que vas a ser exiliada— ella se me lanza al cuello y yo la abrazo también.